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El Telégrafo

La unidad del pueblo ecuatoriano y sus enemigos (6)

14 de abril de 2012

El enemigo mayor de un pueblo es el que pierda su espíritu de libertad e independencia nacional y que las adicciones del consumismo y egocentrismo sean superiores a la dignidad e independencia nacional. La dignidad como decoro de la persona es su manera de comportarse como expresión de respeto a sí mismo. Lo que no nos pueden robar nunca son nuestros sueños de esperanza de libertad e independencia nacional. Externamente se puede estar invadido, dominado, oprimido, encarcelado y con cadenas, y ser, al mismo tiempo, libres en el espíritu. El mejor ejemplo lo es Nelson Mandela, con casi treinta años de prisión, su espíritu siempre fue libre.

La derrota es que las cadenas en el cuerpo también lleguen al espíritu. Existen personas de mentalidad de adulones, esclavos, sirvientes, lacayos que viven contentos con el sobrante del saqueo de otros. Ho Chi Minh decía que “nadie es más querido que la independencia y la libertad”. Y el Libertador Simón Bolívar advirtió: “Sí, si nos dividimos, si nos anarquizamos, si nos destrozamos mutuamente, aclararemos las filas republicanas, haremos fuerte la de los godos, triunfará España y con razón nos titularán vagabundos”. Vo Nguyen Giap sintetizó el camino para avanzar en la justicia y felicidad de todos los pueblos del planeta: “Dominen el miedo y el dolor, sobrelleven los obstáculos, unan sus esfuerzos, peleen hasta el fin, aniquilen al enemigo”.

El mayor enemigo en la actualidad es que el pueblo ecuatoriano pueda ser engañado por líderes falsos. Hay que dejar a un lado al líder ostentoso y egocéntrico “que está dispuesto a priorizar sus propios intereses y placeres, y a simular interesarse por el bienestar de los demás”. Ostentosos que hacen gala de mostrar a todos, sin la más mínima vergüenza, lo mucho que han obtenido en el menor tiempo y sin importar cómo. Los egocéntricos son egoístas y engreídos, solo les importan ellos.

Como dice el Dalái Lama, “son personas cuyas principales causas parecen ser el ansia de poder, de riqueza o la fama… esa ansia lleva a la deshonestidad y a quebrantar la ley”. En el pasado hemos tenido líderes y presidentes débiles de carácter, librescos, arbitrarios, carentes de ideas, ladrones, gritones, egocéntricos, mentirosos, engreídos, demagogos, mareados por la altura, etc. Estudiemos cómo han sido las vidas de nuestros lideres, para no repetir los errores de la historia. Los líderes deben ser íntegros, para que ayuden a hacer realidad los sueños del pueblo ecuatoriano.

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