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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

La tarea es de todos

08 de abril de 2014

La comunidad científica del mundo, al referirse a las investigaciones de los cambios climáticos de los últimos cincuenta años, relacionados con el calentamiento global, indica que es evidente su vínculo con las actividades humanas dando como consecuencia el aumento de la temperatura de la hidrosfera (mares y océanos) y atmósfera (concentración de gases de efecto invernadero) de la Tierra, provocando la disminución de los glaciares y aumento del nivel de los mares, los cuales serán de 26 a 82 centímetros más altos para fines de siglo causando inundaciones o sequías prolongadas. Eventos catastróficos que afectarán principalmente a los países más vulnerables: los más pobres.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) publicó un informe titulado ‘Cambio climático 2014. Impacto, adaptación y vulnerabilidad’, en el que se afirma que los efectos del cambio climático ya se están produciendo en los continentes y en los océanos, advirtiendo la poca preparación de los países para enfrentar las consecuencias catastróficas del cambio climático.

En la II cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de los 33 países asistentes, todos los representantes que intervinieron se refirieron en algún momento a la amenaza que significaban los cambios climáticos ocasionados por el calentamiento global. José Mujica, representante de Uruguay, en su participación  advertía que ningún país en el mundo, por poderoso que sea, podía enfrentar por sí solo el calentamiento global y, para enfrentarlo responsablemente era necesario unirnos como especie con una agenda común, que era imposible evitar los terremotos, atajar el agua o los vientos, pero sí podemos juntar recursos para -en común- soportar las consecuencias de los desastres del cambio climático y combatir el derroche de energía que lo origina.

Sin capacidad de globalización de las políticas que deben observarse en forma rigurosa planetariamente, es evidente el camino al desastre emprendido por el derroche incontrolable de energía encabezados por los países opulentos. El cambio climático es responsabilidad de la civilización humana. No importa que los científicos se reúnan para pronosticarnos lo que nos va a pasar. El planeta tiene límites que al sobrepasarlos son irreversibles los deterioros. Evitarlo no es tarea de una potencia, de un país o de una clase social, es una tarea de todos los seres humanos en deuda con el porvenir.

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