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El Telégrafo

La sed del planeta

23 de enero de 2012

Frente a la escasez del agua que afrontan  2.000 millones de habitantes del planeta, la comunidad mundial convocada por las Naciones Unidas manifestó su preocupación, denominando al presente siglo: El Siglo del Agua.

El discurso establecido al respecto, expone lo limitado de los recursos hídricos del planeta frente a la explosión demográfica. De 1950 a la presente, la población mundial se ha duplicado.

Del volumen total de agua existente en la tierra, solamente el  0,4% significa el volumen del agua accesible por los humanos.
Este volumen de agua no ha disminuido con el tiempo. Para graficar este acerto se dice que seguimos bebiendo la misma agua que bebieron los dinosaurios, lo cual se explica mediante el ciclo renovable que viene cumpliendo el agua desde su origen.   

El origen del agua del planeta se explica por dos criterios, considerados actualmente como complementarios. Uno de ellos establece como origen el exterior, cuando el hidrógeno, el elemento más antiguo del espacio sideral, al unirse con el oxígeno formó el agua del llamado hielo cósmico que llegó desde el espacio hasta la Tierra.

El otro aporte corresponde al vapor del agua, que se formó cuando hace cuatro mil quinientos millones de años, la Tierra era una bola de magma en fusión, con cientos de volcanes activos en su superficie. El magma, cargado de gases con vapor de agua, emergió a la superficie gracias a las constantes erupciones. Luego la Tierra se enfrió, el vapor de agua se condensó y cayó nuevamente al suelo en forma de lluvia. La lluvia llenó las depresiones del planeta y creó los océanos. Además, el vapor de agua rodeó la superficie helada de la tierra con una capa gaseosa que mantuvo estable la temperatura favorable a la vida. Mil millones de años después, en los océanos se reunieron las sustancias químicas que darían origen a la vida: metano, hidrógeno y agua. Desde entonces, la misma agua ha circulado una y otra vez en el planeta, cumpliendo su ciclo y conservando la vida.

Los usuarios del agua se han multiplicado y como consecuencia se expresa “el mundo se está quedando sin agua”. Sin embargo, la realidad  es que esta aparente escasez  es inducida por políticas de la mala gestión de los recursos hídricos que consideraba erróneamente que el agua era un recurso disponible infinito que se podía desviar, consumir o contaminar para generar riqueza sin control. Esto también sucede en el país por falta de una administración adecuada.

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