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El Telégrafo

La sabia decisión de Stanislav

03 de mayo de 2013

Transcurría el año 1983. La Unión Soviética y los Estados Unidos estaban en plena Guerra Fría. Había una enorme desconfianza. Las dos potencias llevaban más de tres décadas vigilándose mutuamente. El planeta estaba saturado de misiles nucleares de altísimo poder destructivo, que apuntaban hacia Moscú y Washington.

El 1 de septiembre de 1983, un Boeing 747-200 de la aerolínea Korean Air fue abatido por cazas soviéticos, luego de que violara su espacio aéreo por dos ocasiones. La Unión Soviética sostuvo que un avión espía estadounidense RC-135 se encontraba en la zona, siguiendo la misma ruta del vuelo civil. Este acontecimiento tensó mucho más las relaciones entre las dos potencias.

El teniente coronel Stanislav Yevgráfovich Petrov estaba al mando de un centro de vigilancia aeroespacial llamado Serpukhov 15. A las 00:14 del día 26 de septiembre de 1983 sonaron las alarmas. El satélite soviético Oko informa que un misil balístico intercontinental había sido lanzado desde una base militar situada en Montana, Estados Unidos, con dirección a Moscú. El tiempo que emplearía para alcanzar el objetivo sería de 28 minutos.  

Stanislav Petrov está tenso. ¿Habrá llegado la hora de la no deseada guerra nuclear? Las alarmas vuelven a sonar. En esta ocasión el satélite Oko muestra otros cuatro misiles que se dirigen veloces hacia la Unión Soviética.

Petrov tiene órdenes de informar inmediatamente a sus superiores de cualquier novedad que sea detectada. A su vez, ellos comunicarán al alto mando para que ordene un masivo contraataque. No obstante, a Stanislav le asalta una duda: “¿Quién inicia una guerra nuclear con solo cinco misiles? Los Estados Unidos tienen miles. Algo no está bien”. Luego de esta reflexión personal, ordena apagar las alarmas.

La espera se torna angustiosa. Al cabo de 15 minutos –una eternidad– las estaciones de detección visual no reportan novedades. En ese instante Petrov supo que su decisión fue la correcta. Luego de 13 minutos, ningún misil ha impactado sobre territorio soviético. Es en este momento que Stanislav Petrov informa a sus superiores lo ocurrido.

Tras las investigaciones posteriores, se descubrió que una extraña conjunción astronómica entre el Sol, la Tierra y la posición del satélite Oko había producido el fenómeno que fue llamado el “incidente del equinoccio de otoño”.

Petrov actualmente tiene 74 años. Está jubilado. Reside en la localidad de Friázino, a unos 25 kilómetros de Moscú. Este héroe, cuando recibe a periodistas que acuden para entrevistarlo, siempre responde con humildad: “No hice algo más allá de lo que debía”.

Lo cierto es que a Stanislav Yevgráfovich Petrov, todos los habitantes de este planeta le debemos algo: la vida.

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