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El Telégrafo
Rodolfo Bueno

La preguerra

13 de abril de 2015

Italia, que se creía estafada en la repartición del mundo realizada por las potencias imperialistas en 1870, comenzó a codiciar Etiopía. Mussolini pidió la opinión a Mac’Donald, Primer Ministro de Inglaterra, que respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos”.

Los pertrechos de Italia cruzaron sin dificultad el Canal de Suez, en esa época perteneciente a un consorcio anglo-francés.

El 18 de julio de 1936, el General Franco se levantó contra la República Española. En memorándum al Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, el alto mando alemán escribe: “El conflicto europeo en el cual el eje Berlín-Roma estará contra Inglaterra y Francia adquiere completamente otra característica si una fuerte España se une al eje Alemania-Italia. Esto exige hacer todo lo posible para permitir a Franco alcanzar una rápida victoria y asegurar una rápida dependencia de España al eje Berlín-Roma”. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas nacionalistas de Marruecos a España.

La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas la perdieron fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron el triunfo del fascismo. Uno de ellos fue la neutralidad de Inglaterra y Francia, que consistía en prohibir la venta de armas a España al mismo tiempo que Franco adquiría 12.000 camiones Ford y 1’800.000 toneladas de gasolina, que la Texaco de la ‘neutra Norteamérica’ y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante toda la guerra. “Sin el petróleo americano, sin los camiones americanos, sin los créditos americanos, nunca hubiésemos ganado la guerra”, reconoció Franco.

La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día tranquilo de la primavera de 1938, mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al exembajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich, Alemania invadió Austria y la anexó a la fuerza.

Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, canciller inglés, le explicó que se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán. Esta victoria del Führer era resultado de la política de apaciguamiento propugnada por Francia e Inglaterra, que no escucharon el pedido de ayuda del gobierno austriaco.

Ya de Primer Ministro de Gran Bretaña, Chamberlain dijo: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes”. 

Alemania construyó de inmediato autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslovaquia quedaba así atenazada por las nuevas fronteras. (O)

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