En el país, partidos y agrupaciones políticas que funcionaron como negocios se extinguen, y muy pronto desaparecerán, definitivamente, del escenario por los cambios socioeconómicos que promueve Alianza PAIS con el liderazgo de Rafael Correa. Los medios “independientes” reconocen y aceptan el triunfo arrollador en las urnas de la Revolución Ciudadana, pero en sus contradicciones conceden espacios a los derrotados para esparcir “absurdos justificativos” de su fracaso. Argumentan el cuento de los métodos Webster y D’Hondt en el reparto de escaños y hasta por allí un asambleísta de SP se arriesga a comentar de ilegalidad y de falta de transparencia en el proceso electoral.
Ecuador ha padecido de la proliferación de agrupaciones políticas con llamativas siglas, sin ideologías, carentes de programas de gobierno, pero eso sí con un cúmulo de ofertas de empleos. Muchos de los falsos líderes, entre otros “lanza piedras” mediante mañosas componendas lograron asientos en el Parlamento, cargos en puestos clave y en el magisterio. Los prósperos negociantes de la política, instalados hoy en cómodas posiciones para disfrutar de la vida, se alejaron a tiempo de su tienda proselitista y dejaron el sitio a otros, ávidos por luchar para mejorar las condiciones de vida, pero la de ellos.
Los candidatos de primera fila que se empinaron por alcanzar curules en la reciente contienda electoral se movilizan en procura de elaborar la agenda de trabajo legislativo para buscar presencia con el apoyo de la prensa privada, que no cesa de arreciar su furia contra el régimen de la Revolución Ciudadana. Otros, aunque audaces, que no consiguieron clasificarse en la lid de febrero, añorando la era del reparto, del chantaje y la danza del ocio, pretenden volver a las urnas para las elecciones de autoridades seccionales del periodo 2014-2019.
Con el advenimiento de la Revolución Ciudadana dejó de funcionar el poder de convocatoria de UNE-MPD y su influencia nociva en la educación. Se eclipsaron los desorientados por ignorancia o cálculo político, también los traidores, acostumbrados a venderse a cualquier precio, y los ambiciosos que no aprendieron a razonar y ubicarse en la realidad. Todavía hay quienes piensan que la fama y la riqueza se logran con la militancia en algún partido político sin ideología definida y se alistan a librar su última batalla, siempre con el apoyo de su mejor aliada, la prensa privada, aunque varios grupúsculos solo esperan su certificado de defunción.
Hemos entrado a una nueva etapa, el Socialismo del Siglo XXI con la dirección patriótica de Rafael Correa, que en síntesis proclama la justicia social, frena el enriquecimiento de quienes tienen demasiado y propende a que los pobres vivan con menos angustia. El Gobierno de Alianza PAIS ha cubierto metas de elevado beneficio social, reducción del desempleo y la pobreza, pero aún falta mucho por hacer. El Presidente reelecto comprometido con el pueblo reitera: “El gran desafío de estos cuatro años es hacer este proceso irreversible”. Para este logro histórico es indispensable mantener la movilización y organización popular e insistir en el fortalecimiento del poder constituyente.