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El Telégrafo

La polémica del Himno a Quito

23 de enero de 2014

El primer canto patriótico que aprendí fue el Himno Nacional, cuya letra venía en la contraportada de los cuadernos escolares. Su autor era Juan León Mera, un conservador republicano, que escribió:

“Indignados tus hijos del yugo/ que te impuso la ibérica audacia,/ de la injusta y horrenda desgracia/ que pesaba fatal sobre ti,/ santa voz a los cielos alzaron,/ voz de noble y sin par juramento, /de vengarte del monstruo sangriento, /de romper ese yugo servil”.

Cada lunes cantábamos a coro esa primera estrofa de nuestra bella canción nacional. Empero, años después fue imponiéndose la interpretación de otra estrofa del himno patrio.

La razón de ese cambio fue que el Congreso Nacional de 1924, queriendo congraciarse con la antigua metrópoli, encargó a la Academia Ecuatoriana del Idioma que reformara el texto del himno, lo que esta hizo “para desterrar los conceptos hirientes a la nación preclara que nos infundió la virtualidad de su alma caballeresca, sus respetables tradiciones y su armoniosa y fecunda lengua, cuidando, al mismo tiempo, de que se conserven, en su mayor parte, las patrióticas frases del autor… ”.

Esas reformas alteraron la letra del Himno Nacional, pese a que el Congreso ecuatoriano había declarado antes que ese texto era intangible. Y así fue como el país entero pasó a cantar la segunda estrofa del himno, cuyo texto es menos acusatorio contra España.

Me imagino cuánto debió fastidiar a los verdaderos republicanos del Ecuador ese cambio impuesto por los hispanistas, que querían congraciarse con una España reaccionaria, sometida a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. Además, hubo quienes lo criticaron por razones estéticas, como el notable músico Segundo Luis Moreno y el escritor Juan Abel Echeverría.

Ahora se ha desatado una pequeña polémica con motivo de un cambio en la interpretación del Himno a Quito, resuelta con amplia mayoría por el Cabildo Metropolitano.

Usando la misma letra de fray Bernardino Echeverría, ya no se cantará la segunda estrofa sino la cuarta: “Cuando América toda dormía,/ oh muy noble ciudad, fuiste tú,/ la que en nueva y triunfal rebeldía,/ fue de toda la América luz”.

Así como a mis abuelos liberales no debió gustarles el cambio impuesto en el Himno Nacional, a mí en lo personal me agrada el cambio introducido en el Himno a Quito. Y me agrada porque exalta el hecho más glorioso de nuestra capital, que es el de haber sido ‘Luz de América’, según lo proclamó el Congreso Constituyente de Chile y lo cantó José Joaquín Olmedo, en un hermoso poema cuyo coro dice:

“Saludemos la aurora del día/ para Quito de gloria inmortal,/ en que osado Pichincha el primero/ proclamó Libertad, Libertad”.

Hallo que este cambio no altera la historia de la ciudad, sino que la reafirma y exalta su más luminosa página.

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