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El Telégrafo

La píldora del “día después”

13 de abril de 2013

Es bueno que hagamos conciencia de los tiempos que vivimos. Antes el debate se centraba en el número de cartas de intención que firmaban sin leer los gobiernos traidores, los paquetazos en contra de la economía popular, los atracos de la gallada a los fondos públicos, la ocupación de nuestro territorio con bases militares extranjeras, el retaceo de nuestra soberanía, el pago anticipado de la deuda externa a costa del hambre nacional, la conducta servil y el alma de lacayos de los gobernantes de turno para entregarse a los intereses de organismos internacionales y transnacionales petroleras y mineras, en sumisa dependencia al imperialismo guerrerista y sus tentáculos saqueadores.

Estas eran las prioridades de la partidocracia entreguista a las que tuvo que enfrentarse el pueblo con su infinita vocación revolucionaria para denunciarlas y combatirlas, organizarse  y luchar, buscando acelerar la convicción popular sobre la urgencia del cambio. Hoy el debate se orienta hacia la consolidación del actual proceso transformador, como la única herramienta capaz de concluir con éxito la construcción del “Sumak Kawsay” o “Buen Vivir” para todos, que es muy distinto al “vivir bien” de unos cuantos oligarcas explotadores que recientemente fueron derrotados en las urnas por la nueva visión de la actual democracia auténtica, participativa y revolucionaria.

En estos días hasta la oposición con sotana mete su cuchara en temas que ciertamente no están en la prioridad del día a día de la gente, como el matrimonio gay, la adopción por personas del mismo sexo, el aborto; y últimamente vienen escandalizando con lo de la píldora del “día después” que, como una política de Salud Pública está implementando el Ministerio del ramo, precisamente para racionalizar la avalancha de embarazos tempranos en adolescentes.

Científicamente está demostrado que la dichosa pastillita no es abortiva, lo que hace es impedir la fecundación del óvulo femenino en cuanto se haya producido una relación irresponsable o no deseada. Tampoco es un método anticonceptivo, es nada más que una medida emergente para evitar un determinado embarazo.

Sin embargo, el tema ha servido para los más disparatados y sesgados criterios con la intención de culpar al Gobierno de una supuesta campaña abortiva; y qué curioso, quienes escandalizaron a la opinión pública con su peregrina oposición a que se imparta educación sexual en los planteles educativos, hoy se rasgan las vestiduras y reclaman la enseñanza de dicha asignatura a niños y adolescentes, mostrándonos el conocido doble discurso de los hipócritas y fariseos.

Que quede claro: la píldora “del día después” no es abortiva, es una medida de emergencia para evitar la fecundación y, con ello, embarazos no deseados en ejercicio de la más amplia libertad de elección de los y las adolescentes.

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