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El Telégrafo

La pérfida Albión vuelve a agitar la región

21 de agosto de 2012

Al eje financiero del   Reino Unido lo llaman la City. Está en el centro de Londres y mide casi dos kilómetros cuadrados. Ahí viven menos de 10.000 personas, pero cada día entran a laborar 350.000. El 80% de ellas, en el sector financiero. Si hablamos de transacciones internacionales, la City es la más grande del mundo.

En ella muy poco manda el Parlamento, ya que de manera autárquica el gobierno de la City lo ejercen los bancos, con un sistema político que recuerda decrépitas y ridículas actitudes medievales.

Para proteger a la City, en diciembre del año pasado el primer ministro británico, David Cameron, vetó un acuerdo fiscal entre Reino Unido y la Comunidad Europea.

Reaccionando al veto, el ex presidente francés Nicolás Sarkozy repitió una de las críticas a la City: que es un inmenso paraíso fiscal en las costas de Europa. Pero le faltó agregar que tiene una gran sucursal en el mar Caribe: las Islas Caimán son parte del Reino Unido.

El pasado julio, en la audiencia de un subcomité del Senado de Estados Unidos que investiga las operaciones de HSBC, banco inglés que es uno de los más grandes del mundo, David S. Cohen, subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera del Departamento de Tesoro de Estados Unidos, señaló que, mediante casas de cambio en México, se permitió el lavado de miles de millones de dólares. Afirmó que en solo un año (2007 a 2008) la sede del HSBC en México envió a su afiliada en EE.UU. más de $ 7.000 millones en efectivo.

Los banqueros de la City  nos avivan en la mente el  recuerdo de los corsarios ingleses que robaban y mataban con apoyo de Su Majestad británica.

Debido al accionar filibustero de “mejor ríndete, porque si no te mato”, el proceso de estudio y conversaciones amistosas, respecto al pedido de asilo político de Julian Assange, se interrumpieron abruptamente.

Sin ceder un milímetro para encontrar una solución que satisfaga a todas las partes, el Reino Unido entregó una ayuda memoria que agrede severamente al Ecuador, hace tabla rasa a la institución del Asilo en el Derecho Internacional Público y contraría las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de diciembre de 1979, relacionadas con la crisis de la embajada estadounidense en Teherán.

El documento recibido expresaba que hay una base legal en el Reino Unido que  permite tomar acciones para arrestar al Sr. Assange dentro de las instalaciones de la embajada ecuatoriana. 

No hay duda, el temperamento de los gobernantes y diplomáticos incide en el destino de los pueblos. El gobierno de la Revolución Ciudadana, que preside Rafael Vicente Correa Delgado, hizo caso omiso a la burda amenaza, que sentaría un peligroso antecedente para cualquier país de la región y del mundo, y procedió a conceder asilo al Sr. Julian Assange.

Hasta hoy (domingo) que escribo este artículo, la cancillería ecuatoriana no ha recibido del Reino Unido ninguna comunicación oficial de disculpa o ratificación sobre la intimidación que pretende ejercer contra un Estado libre y soberano en sus decisiones políticas.

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