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El Telégrafo

La pelota inmóvil

10 de enero de 2014

El conflicto palestino-israelí es muy antiguo. Lamentablemente, los más afectados son los niños y las niñas.
Según cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el índice de mortalidad infantil en Palestina es 7 veces mayor al de Israel. El 30% de los niños palestinos muere antes de los 5 años. Son varias las causas: carencias alimenticias, escasez de medicinas, insalubridad, desnutrición crónica.

Según la misma fuente, en el sector de Cisjordania, en 2013, más de un millón de palestinos tienen que sobrevivir con 60 litros de agua por persona/día, muy por debajo del umbral recomendado de 100 litros por persona/día.

En Gaza, el 95% del agua no es apta para el consumo humano. Está tan contaminada, que se estima que el territorio se quedará sin agua potable en 2016. El elevado índice de nitratos es la causa de muchas enfermedades que afectan a los menores.

A pesar de la vida muy difícil que llevan los niños palestinos, se dan tiempo para jugar fútbol. Sí. Es un deporte universal. Su lenguaje también lo es. Las 17 reglas fundamentales las conocen los árbitros y los jugadores. En cualquier cancha del planeta, los protagonistas (25 en total) no necesitan utilizar los servicios de un traductor.

Los niños solicitaron a los soldados que les devuelvan su pelota; la petición fue negada y el balón permanece inmóvil en un rincón del territorio israelí.El ‘rey de los deportes’ también es practicado en los reducidos territorios que aún le quedan al pueblo palestino. En efecto, en la localidad de Kafer Sur, región de Cisjordania, niños palestinos jugaban fútbol. En medio del intenso partido, uno de los pequeños propinó un fuerte zapatazo al balón y este cruzó la barrera de alambre para ingresar a una zona bajo control de las fuerzas militares de Israel. Los niños solicitaron a los soldados que les devuelvan su pelota; la petición fue negada. Los pequeños futbolistas se dieron cuenta de que no tenían ninguna posibilidad de recuperar el balón, por el riesgo al que se expondrían. Desde ese momento, la pelota permanece inmóvil en algún rincón de los territorios ocupados.

Ante esta situación, mediante una carta, los frustrados deportistas decidieron solicitar al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, su intervención para ‘rescatar’ la pelota. Los niños también argumentan que se ha violado su derecho a jugar en su tierra sin restricciones.

Esta tarea, que no admite demora, le espera al Secretario General. ¿Logrará que –al menos– la pelota de fútbol sea devuelta a sus legítimos dueños?

En caso de que Ban Ki-moon no logre su objetivo, en alguna sesión de la ONU podría realizar una pequeña colecta entre los asistentes, para comprarles una pelota nueva a los niños palestinos. Así, los pequeños podrían reanudar el partido que fue suspendido por ‘fuerzas infinitamente mayores’.

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