Al asumir Rafael Correa su primer mandato, una de las consignas fue la de “volver a tener patria”, según lo expresado por Benjamín Carrión en sus “Cartas al Ecuador”, escritas después de la debacle de 1941. Tal situación persistía e íbamos de tumbo en tumbo. Habíamos perdido nuestra moneda tras el desastre bancario de 1999, cuyos efectos recayeron en los más pobres; los ecuatorianos huyeron al exterior buscando espacios mejores y un sentimiento de derrota y fatalismo recorría el país.
La historia avanza y los pueblos no se suicidan. Surgió un movimiento de amplio espectro, con hondas raíces nacionales, en el cual, bajo el liderazgo de Rafael Correa, se agruparon miles de personas dispuestas a recuperar la patria. Sus planteamientos y acciones encontraron eco en el corazón de la colectividad y, contra todo pronóstico, Rafael fue electo Presidente de la República.
A partir de entonces se vivieron en ritmo acelerado múltiples transformaciones que modificaron el país. No hay ámbito en lo social, político o económico, en el que no se encuentre la huella de la Revolución Ciudadana. Se construye febrilmente en todos los órdenes y hoy, nuestra nación se asemeja a un inmenso taller, en el que millones de partícipes trabajan noche y día para afianzar lo construido y empezar nuevas obras.
El pueblo se siente partícipe del proceso y el empoderamiento general avanza, como cimiento de lo conseguido y de lo que se hará en un porvenir luminosoLo más trascendente es el nuevo aire que se respira. Hay optimismo, confianza en nuestras propias fuerzas, fe en el futuro. Por ello los éxitos logrados en las consultas y elecciones. El pueblo se siente partícipe del proceso y el empoderamiento general avanza, como cimiento de lo conseguido y de lo que se hará en un porvenir, que se proyecta luminoso.
Es importante recalcar en el inicio del nuevo período presidencial, que el objetivo inicial se ha alcanzado. Los rostros jóvenes de quienes dirigen diversas instancias del poder están iluminados por la esperanza de aportar savia nueva al tronco ciudadano. Ecuador se proyecta en espacios internacionales, en los cuales se lo escucha y respeta.
Lo que parecía imposible, ya está en vías de realización: educación de óptimo nivel, atención universal de la salud, cuidado prioritario de los más débiles y necesitados, miles de becarios en las mejores universidades del mundo. Los cambios en la infraestructura abarcan también a instituciones y leyes, porque vivimos una revolución cuyo objetivo es construir, con alegría, la “suave patria” cantada por López Velarde, condensada en el Sumak Kawsay.