La tecnificación alcanzada por Europa con la Revolución Industrial le permitió aumentar notoriamente la capacidad de transporte marítimo y reducir el tiempo de traslado de carga, favoreciendo la expansión del comercio de ultramar y reduciendo los costes de intercambio.
El desarrollo industrial incrementó la necesidad de materia prima favoreciendo el mercado de bienes naturales primarios procedentes de los trópicos originando la sobreexplotación irracional de la tierra con el consiguiente deterioro ambiental.
El intercambio comercial de los países industrializados con los tropicales proveedores de materia prima fue desigual, beneficiando arbitrariamente el coste de las manufacturas.
Como ejemplo tenemos en nuestro país el cacao. Cultivo emblemático del Ecuador reconocido desde los inicios de nuestra época republicana (1830) como recurso básico económico, mencionando la presencia de plantaciones de cacao, en la Cuenca del Guayas identificadas como el ‘cacao de arriba’.
Para la década de 1890, Ecuador es el mayor exportador mundial de cacao reconociéndose “que los primeros bancos financieros del país se crean gracias a la base sólida que ofrece el cacao como motor económico nacional”. Sin olvidar la severa merma (70%) de la producción de las plantaciones debido a la aparición de pestes en la década de 1920 y la crisis por la depresión económica mundial del 30, que también afectó a nuestras exportaciones, el cacao se ha mantenido en forma permanente como uno de los productos fortaleza de nuestras exportaciones.
Actualmente se informa que “Ecuador pasó en 2013 a ser el sexto país en producción más importante en el mundo. En 2012 ocupaba el séptimo lugar, después de Brasil; y se espera que para 2015 Ecuador ocupe el cuarto lugar como productor mundial de cacao.
Si consideramos como referente de tiempo el período histórico de consolidación tecnológica de la Revolución Industrial, siglo XIX, debemos admitir que actualmente, siglo XXI, han transcurrido centurias sin superar la preocupante paradoja de nuestra condición de país proveedor de materia prima sin pasar a la industrialización del cacao, no obstante de contar con un producto natural único, cuya excelencia es reconocida mundialmente como cacao de arriba fino de aroma.
Esta situación -que es generalizada en los países subdesarrollados localizados en su mayoría en los trópicos- nos lleva obligatoriamente a la reflexión sobre la orientación de nuestras políticas de desarrollo y la eficiencia técnica de nuestras investigaciones.