El odio enceguece a las criaturas y no hay Dios que los salve de caer en la tontería, porque cuando se pierde la capacidad de razonar se asume la posibilidad de hablar hasta idioteces y hacer sentir la llamada “vergüenza ajena”.
Hay personas que no se cree caigan en esa aberrante situación: “analistas políticos” o presentadores de noticias, por el odio politiquero, caen en eso.
Hace rato varios de ellos, para tener argumentos de ataque al Gobierno, se esmeran en sostener que la salida de la base militar norteamericana de Manta es una de las causales para que el crimen organizado (que fundamenta su accionar en el tráfico de narcóticos) se introduzca y enseñoree en el Ecuador.
Otra razón de supuesto peso es que en Ecuador se haya suprimido la exigencia de otorgar visa a los visitantes extranjeros.
A tonterías como esas se agrega el decir que el Ecuador ni siquiera rastreó la avioneta que se estrelló en Manabí y los colombianos sí pudieron hacerlo.
En una radioemisora quiteña llegaron al colmo de invitar a una entrevista en vivo al señor embajador de México, quien, con toda sencillez e inteligencia, desbarató las hipótesis que enarbolaba un grupo de asambleístas de oposición, que sostenían esas absurdas acusaciones en contra de las políticas nacionales.
Si la ausencia de la base de Manta provoca que los narcotraficantes vuelen en la avioneta transportando dólares, ¿cómo explican la cantidad de vuelos clandestinos entre México y Estados Unidos, donde tienen todas las bases militares que a ellos se les ocurre?
Si dicen que son colombianos los que trabajan con los mexicanos en el tráfico de drogas, pues ya no se les pide visa para entrar al Ecuador, ¿cómo justifican tal aseveración, si desde que funciona el Pacto Andino los colombianos y peruanos pueden entrar al país desde hace años solo mostrando su cédula de identidad?
Si aseguran que los radares colombianos detectaron el vuelo de la avioneta cuando iba sobre el mar, ¿cómo pretenden que los radares ecuatorianos detecten una avioneta que vuela a menos de 100 m de altura?
El embajador dijo que, “mientras vivan en ese barrio y sean vecinos de los mayores consumidores”, van a vivir con el crimen.
En Colombia y México los carteles trabajan para las mafias de Estados Unidos. La narcoidiotez lleva a propiciar que seamos atrapados por el miedo y ni se dan cuenta del daño que le hacen a la imagen del Ecuador.