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El Telégrafo
Andrés Campaña Remache. Experto en Política Electoral

La muerte… de la política y la institucionalidad

28 de marzo de 2022

Una vez más, con mucha indolencia, frente a la crítica situación que vive el país, algunos políticos y analistas recurren a la famosa ¨muerte cruzada¨ como una solución o alternativa ante la pugna entre el presidente de la República Guillermo Lasso y la Asamblea Nacional.

 

La ¨muerte cruzada¨ no es más que la disolución de la Asamblea Nacional cuando, a criterio del presidente de la República, creyere que el Legislativo hubiera arrogado funciones u obstruyere reiterada e injustificadamente la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo; o, por grave crisis política y conmoción interna.

 

La consecuencia directa de la ¨muerte cruzada¨ es la convocatoria anticipada a las elecciones presidenciales y legislativas para el resto de los respectivos períodos.

 

En un plazo máximo de siete días después de la publicación del decreto ejecutivo de disolución de la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral convocará a elecciones que serían en un plazo máximo de 90 días.

 

La ¨muerte cruzada¨ es una figura propia de los sistemas de gobierno parlamentarios; sin embargo, el hiperpresidencialismo propio de la Constitución de Montecristi (2008) configuró una institución de coacción del Ejecutivo sobre el parlamento.

 

Hasta la instalación de la nueva Asamblea Nacional, el Presidente de la República podrá́, previo dictamen favorable de la Corte Constitucional, expedir decretos-leyes de urgencia económica que podrán ser aprobados o derogados por el órgano legislativo en cualquier momento.

 

No sean irresponsables, en medio de la mayor crisis económica y social que agobia el país, un escenario de ¨muerte cruzada¨ solo puede contribuir a una mayor inestabilidad política e institucional. Un escenario de esta naturaleza no es deseable ni para el Gobierno ni para la Asamblea Nacional; y, sobretodo, ni para el país y nuestra gente.

 

Los intereses particulares no pueden estar sobre el bien común de todos. Necesitamos estabilidad política e institucional que son base fundamental para la reactivación económica. Más que ¨muerte cruzada¨, la disolución de la Asamblea Nacional sería la muerte de la política y la institucionalidad.

 

La pugna entre el presidente de la República Guillermo Lasso y la Asamblea Nacional no es positiva, pero era esperada desde el momento en que el entonces candidato Guillermo Lasso, en la primera vuelta electoral, obtuvo menos del 20% de los votos válidos y apenas 12 de los 137 asambleístas. Frente a los graves problemas del país, nuestras autoridades necesitan voluntad para construir agendas comunes y grandes acuerdos nacionales.

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