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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

La migración forzada y sus violencias

18 de agosto de 2014

Todo tipo de migración responde a una compleja red de necesidades, angustias, deseos, ilusiones, inversiones, pérdidas y ganancias. Pero la migración forzada es aquella que se conforma por situaciones de violencia estructural que hace que los sujetos no tengan otra opción más que salir de su país: abandonar su familia, amigos, su comunidad, todo su universo simbólico y entrar en un estado de transición, de tránsito, de estado de excepción, donde todas las posibles formas de violencia son reales y táctiles. La migración, los migrantes, no se estructuran de la noche a la mañana, son generaciones que se suceden en la búsqueda de una mejor situación de vida. Incluso un país puede mejorar substancialmente sus condiciones de vida, reducir la pobreza, redistribuir la riqueza, sin embargo, la lógica de la migración no se detiene necesariamente, sino que continúa por la inercia de los procesos de imaginar encontrarse con sus familiares que los antecedieron; esos ausentes-presentes. Es vivir un doble mundo, un doble tiempo del estado de excepción del cual las mafias, los traficantes de personas, los coyoteros construyen la fuente de su riqueza y perversión. Si no se comprende ese doble tiempo es muy fácil condenar, juzgar, moralizar a los migrantes; culpabilizar a los que se lanzan en tremenda aventura o condenar a los padres por dejar, permitir, estimular a que su hijos sigan sus pasos. La barbarie, de esta manera, puede venir por distintos caminos, es decir, no basta la violencia de la migración forzada, tal cual, sino que se pretenda buscar culpables más que responsables por parte de los funcionarios de los servicios exteriores de los países. La hipocresía puede llevar a que el tema migratorio sea utilizado como oferta de campaña como ha sucedido en Estados Unidos; llevando a un limbo que no parece tener salida o que a su vez se busque que los países de Latinoamérica generen leyes que castiguen a los que quieren migrar. Inclusive los propios nacionales, a partir de condenar al migrante como ignorante, buscan que se forjen leyes para castigar a esas familias por considerar que en ellas radica el problema. De esta manera se produce una distorsión en las acciones para combatir ese universo migratorio violento. Mientras se crea que lo que debe tener libre movimiento sea solo el capital y no los humanos, estaremos a merced de ese capital transnacional que comercia, trafica vidas humanas, porque el capitalismo no solo existe en las formas legales, sería ingenuo pensar eso, sino que se despliega en las peores y atroces formas de la acumulación de capital que expolia la vida de los infantes a favor de las ganancias. 

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