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El Telégrafo

La izquierda pro derecha

05 de septiembre de 2012

La tal Coordinadora de la Izquierda deviene en pro derecha. No cabe otra conclusión tras el rabioso debut contra el Gobierno de su candidato y el doble discurso, ambiciones, fines lucrativos, uso de la política para escalar, dividir, dejar estériles a movimientos sociales, gremios y frustrar anhelos de cambios, vieja práctica de sus miembros. Justo lo que la oposición y el imperio buscaban.

En ella hay “comunistas” rezagados; esto es, aquellos que cuando debieron ser no fueron, y más bien tenían posiciones contrarias, que tenían como objetivo desviar o frenar los cambios revolucionarios, alentar posiciones reformistas; en todo caso, contrarios a la alternativa socialista.

Están los divisionistas de la izquierda, mal llamados “marxistas-leninistas “que  dividieron al movimiento revolucionario, a los trabajadores, penetraron a las universidades y liquidaron la FEUE, atraparon la UNE y la liquidaron, al igual que a la educación pública. Utilizaron cualquier sigla o membrete, como ahora, para confundir al pueblo, dividirlo y subdividirlo.

Están los que buscaron en AP candidaturas a cualquier  costo, sin importarles un rábano la Revolución Ciudadana; los que manipularon el movimiento indígena, al borde de subordinarlo al interés de los terratenientes, paralizando la aprobación de la Ley de Aguas. Los que medraron del Gobierno, entorpecieron la aplicación de políticas básicas en el ámbito petrolero, ambiental y buscaron sesgar las reformas políticas para organizar el Estado democrático.

Están oportunistas ciegos de poder, que no desmayan en su afán de desprestigiar al Gobierno, en asqueroso maridaje con la derecha retrógrada, como fue evidente el 30-S, cuando se treparon en los carros de la Policía, apoyando el golpe de Estado e instigaron a niños y jóvenes estudiantes secundarios con el mismo fin. Antes, ya se subieron a la camioneta golpista socialcristiana e impusieron el gobierno espurio e inmoral de Alarcón.

Son los que dividieron la izquierda, con la dictadura militar anticomunista de 1963, impuesta por EE.UU., y que ahora, nuevamente, intentan dividirla, justo cuando se dan cambios profundos y se practica una política internacional soberana, que ha desterrado al FMI, renegociado la deuda en condiciones dignas y ejecutado una política económica productiva, socialmente redistributiva.

No es de extrañar que sumen otros desertores y renegados, descubiertos en sus mañoserías antidemocráticas. Esta gente, igual que la derecha retrógrada, no ha dudado en criticar al Gobierno por su política clara de defender la verdadera libertad de expresión, no la de los dueños de grandes medios. Se han sumado a la crítica ultra reaccionaria por el asilo otorgado a Julian Assange.

Sin escrúpulos, buscan a los que históricamente han violado los derechos humanos, dizque para defenderlos. Es una acción antipatriótica, es una farsa que el pueblo rechaza. Enfrentarlos, combatirlos y derrotarlos es una necesidad histórica. La verdadera izquierda y los movimientos sociales que están desde siempre en el proyecto de cambio y la RC tienen una gran tarea, que de seguro la sabrán cumplir.

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