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El Telégrafo
Samuele Mazzolini

La inesperada victoria de Cameron

12 de mayo de 2015

En el lugar donde vivo, el 75% de los votantes escogió el jueves pasado a los conservadores o al partido nacionalista de extrema derecha UKIP. Si bien en mi distrito -reflejo bastante fiel las mutaciones políticas e incluso antropológicas de buena parte del sur de Inglaterra- un resultado tan sesgado era descontado, la contundente victoria de David Cameron a nivel nacional ha producido sorpresa entre todos los actores políticos. El empate político sugerido por todas las encuestas a lo largo de las últimas semanas antes de las elecciones ha demostrado ser nada más que una falacia: los conservadores han vuelto a ganar así como se ha ganado históricamente en Reino Unido: de forma nítida, sin hacer necesaria ninguna alianza para formar el gobierno.

Tras la cohabitación con los liberal-demócratas en la última legislación, Cameron acaba entonces de presentar el primer Ejecutivo enteramente conservador después de casi dos décadas. Eso deja entrever que los próximos cinco años serán caracterizados por una radicalización derechista de la agenda política nacional, con Cameron obligado a satisfacer muchas de las demandas de sus parlamentarios -incluso de los más radicales- que tuvo que frustrar hasta ahora en pos de la alianza que lo mantuvo en pie.

Entre los objetivos de los conservadores, se prevé un ataque sin antecedentes al Estado de bienestar, sostenido por la retórica de quitar las exenciones y los beneficios tributarios a los ‘holgazanes’ que supuestamente viven del duro trabajo de los demás. Pero el plato fuerte es constituido por la cuestión europea: en los siguientes meses Cameron intentará una renegociación de la relación de su país con la Unión Europea, tras la cual se celebrará el referéndum -prometido desde 2013 y lanzado con fuerza en la campaña electoral- para decidir si mantener o menos el país en ese espacio político. Si bien las encuestas revelan que la mayoría de la población quisiera quedarse en la UE, después de las últimas elecciones sería mejor guardar algo de prudencia. Además, el empuje de UKIP -que saca un solo parlamentario en Westminster, pero se consolida como fuerza política- hacia la opción de salirse de la Unión influencia poderosamente a las franjas euroescépticas de los conservadores, quienes podrían -incluso- adoptar una postura de ruptura con la UE, más allá de lo que arroje la negociación de Cameron y más allá -incluso- de la línea oficial de su partido.

Volviendo a las elecciones, los otros números que emergen de las urnas decretan otro ganador. El partido nacionalista escocés SNP, guiado por su nueva líder Nicola Sturgeon, saca una victoria histórica, obteniendo 56 de los 59 escaños de Escocia. Después de la derrota en el referéndum independista de septiembre, el partido ha sabido fortalecerse a través de un cambio de enfoque, que ha puesto al centro de la atención el tema de la austeridad. La opción independentista, sin embargo, podría resurgir con fuerza en caso de que el Reino Unido se salga de la Unión Europea: los nacionalistas escoceses son, de hecho, unos fervientes europeístas y tendrían un nuevo casus belli para volver a presionar por una ruptura con lo demás del Reino Unido. (O)

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