Se trata de una norma que jamás fue presentada y peor discutida en la Asamblea. De una disposición arbitraria que, sin embargo, se cumple a rajatabla. Y todo por voluntad de las minorías que apenas alcanza el 2% de la población nacional. ¿Que es implacable la Ley del Bolsillo?… Pues sí. Implacable y abusiva. Es una muestra evidente de que lo más importante para los más ricos del Ecuador es su bolsillo. Lo que más les duele es su contenido, en caso de que esto haya disminuido, aunque sea en su mínima expresión.
Y mientras ellos, los oligarcas, disponen que los contadores de su entera confianza les entreguen a la brevedad un informe de cuántos milloncejos conforman exactamente su fortuna, cualquier miembro de los sectores populares hace esfuerzos diarios por reunir cada moneda que encuentra en sus escuálidos bolsillos, pues le servirá para proveer las necesidades de su familia. Las grandes diferencias están establecidas por las disposiciones de aquella arbitraria e imaginaria ley fortalecida por la costumbre y la seguridad de que se mantengan de este modo por el mayor tiempo posible, haciendo cada vez más fuerte la proclama de que “tanto tienes, tanto vales”.
Allí está el secreto de esta abominable ley que ha venido golpeando la vida de los ecuatorianos desde generaciones atrás. Y es tiempo de que desaparezca por todo el daño que ha venido causando, pues ha sido precisamente a los que menos tienen, que los más ricos del país acostumbran utilizar para engrosar las filas de sus manifestaciones de oposición al Gobierno, ansiosos por apoderarse del Palacio de Carondelet y echar abajo todas las normas presentadas por el presidente Correa y, de paso, destruir las más importantes obras de su administración. El odio de dos o tres multimillonarios del Ecuador, que a través de las urnas jamás alcanzarán la primera magistratura, los lleva a los peores excesos que el pueblo rechaza.
El papa Francisco, que acaba de sorprender al mundo con la publicación de su primera encíclica ‘Laudato si’ (Alabado seas), fundamentalmente se refiere a los peligros que actualmente sufre el medio ambiente, pero también se ocupa de la desigualdad que sufre la humanidad, pues Francisco la considera una de las culpables de la crisis ambiental. “La salvación de los bancos a toda costa -afirma Francisco-, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que solo podrá generar nuevas crisis”.
Todo lo contenido en la encíclica ‘Laudato si’ ha causado las más sorprendentes y esperadas reacciones en el mundo, como las expresiones del teólogo brasileño Leonardo Boff, quien calificó de “única” y “estupenda” la encíclica. “Es única en la historia del papado, y además es estupenda”, escribió Boff, promotor de la Teología de la Liberación. Y más adelante expresó: “Se crean urbanizaciones ecológicas, solo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial”.
¿Qué piensan acerca de estas expresiones del papa Francisco los más ricos del Ecuador? Ellos, que tanto tratan de demostrar su apego y cumplimiento con las disposiciones de la Iglesia, ahora no deberán estar tan seguros de la sinceridad de su comportamiento. (O)