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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

La huella ecológica

15 de julio de 2014

La zona intertropical del planeta (donde nuestro país está situado y se localiza la mayor parte de los países subdesarrollados) es la principal proveedora de materia prima para los países industrializados. El agotamiento de estos recursos, provocado por el consumismo ilimitado y las consecuencias que tendría para el desarrollo mundial globalizado, fue motivo de preocupación para la comunidad científica internacional en el siglo pasado.

Con este objetivo se reunió por primera vez en Roma (1968) -tomando de ahí su nombre- el Club de Roma, el cual, con la colaboración del Instituto Tecnológico de Massachusetts, elaboró el informe ‘Los límites del crecimiento’ (1972).

El documento informaba sobre la crisis originada por el excesivo crecimiento de la población en relación con la limitada producción de recursos originando las hambrunas y propiciando la inestabilidad social global. Este documento fue puesto en conocimiento de los organismos mundiales para el desarrollo.

En 1992, en la reunión de las Naciones Unidas, denominada la Cumbre de la Tierra, se  propuso como respuesta a la indicada crisis el desarrollo sustentable, definido como capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones, constituyendo los seres humanos el objetivo central para obtener soluciones relacionadas con el desarrollo sostenible ofreciendo a la humanidad el derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza, protegiendo el medio ambiente como parte del proceso de desarrollo, lo cual no puede ser considerado por separado.

Para cuantificar la sustentabilidad se ha definido como indicador la huella ecológica (HE), que mide cuánta área de la tierra y del agua requiere una población humana para producir el recurso que consume y absorber sus desechos usando la tecnología prevaleciente, estableciendo como parámetro el déficit ecológico, para determinar cuándo los individuos, regiones o países consumen más recursos de los que son capaces de producir y, por lo tanto, su desarrollo será insostenible.

Los cálculos realizados indican que actualmente la humanidad utiliza el equivalente de 1,4 planetas cada año. Esto significa que la Tierra necesita un año y cinco meses para regenerar lo que utilizamos en un año, lo cual denuncia la urgencia del control del consumo mundial y el manejo sustentable de las áreas de reserva, como es la zona intertropical del planeta, donde nuestro país está situado.

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