Es la que desataron los gringos entre 1950-53 tras dividir ese país con el paralelo 38, después de la derrota del imperialismo japonés en la II Guerra Mundial, cuando el ejército norteamericano desembarcó el 8 de septiembre de 1945 en el sur de Corea, so pretexto de desarmar a las tropas japonesas; luego, mostrándose como “ocupante” implantó un gobierno militar y puso en práctica, una vez más, su política de esclavitud colonial. El gobierno militar yanqui disolvió a la fuerza los comités populares y reprimió a los patriotas que derrotaron a Japón. Cerró la comunicación con el Norte. En 1948 instaló un gobierno militar títere.
La República Popular Democrática de Corea, RPDC, la del norte, dirigida por el gran líder Kim Il Sung, conductor y héroe nacional, guerrero e ideólogo, contó con el apoyo de la URSS y la República Popular China.
A lo largo de 6 décadas hubo tensión y provocaciones. El “tigre” asiático domado por los gringos, con control militar total, convertido luego en una gran maquila de las transnacionales, sometido a toda clase de ensayos militares y la RPDC, soberana y digna, reconstruyéndose de los escombros de la guerra, con estructuras socialistas de organización económica, social y política, libre de explotación y opresión social, desarrolló en altos niveles sus mecanismos de defensa, llegando a tener, a pesar de la oposición de occidente, poderío nuclear para su defensa y desarrollo. Como con otros países, Irán por ejemplo, EE.UU. utilizó la ONU para “sancionar” una y otra vez a Corea, por tener “armas peligrosas”, olvidando cínicamente que ellos han sido los únicos que utilizaron las bombas atómicas después de la guerra, en Hiroshima y Nagasaki, para masacrar a cientos de miles de japoneses, incluyendo niños y ancianos, hecho criminal mayor de la historia.
El pueblo coreano ha luchado a lo largo de 6 décadas por la reunificación pacífica de la patria y combate por su soberanía y el socialismo, con el Partido del Trabajo como vanguardia y los contenidos de la IDEA ZUCHE, filosofía que explica al ser humano como centro de la naturaleza y en su relación con el mundo lo decide todo.
Ese pueblo ejerció su plan nuclear como derecho soberano e impidió su liquidación. Ha resistido las provocaciones, como la última, que a título de maniobras militares al sur de la frontera, con despliegue de aviones de combate, obligó al presidente Kim Jong-un y el Estado Mayor del Ejército a decretar el “estado de guerra”, dando autorización para atacar las bases militares de EE.UU. en las Islas de Guam y en Corea del Sur. Desde allí la histeria del poder de occidente, sus amenazas, desinformación y calumnias.
La RPDC no cederá a las presiones, siendo un pueblo amante de la paz se defenderá a toda costa. La ONU deberá hacer esfuerzos para una solución negociada a la actual crisis; aunque es relativo como lo muestra la persistencia del bloqueo de EE.UU. a Cuba, a pesar de la condena mundial.
Con esta crisis, la humanidad progresista apoya la reunificación de Corea, anhelo de su pueblo que debe ser pacífica, sin armas, sin depender de fuerzas extranjeras, al margen de las ideológicas y regímenes políticos.
Ecuador se ha inscrito en esa línea, ratificando su vocación pacifista y reiterando su oposición al doble discurso guerrerista imperial, esto es que solo las grandes potencias pueden tener armamento nuclear y los países pequeños solo lo que a ellos les dé la gana y les vendan.