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El Telégrafo

La guerra contra las drogas y el Buen Vivir

20 de julio de 2013

Aceptar la derrota frente a las drogas es renunciar al Buen Vivir. En la lucha por la justicia y contra las drogas se pueden perder batallas, pero jamás perder la esperanza de una vida feliz. El Buen Vivir no es una realidad en el Ecuador ni en ninguna parte del planeta. Si creyeran que el Buen Vivir se ha alcanzado, comenzaría su decadencia. Ningún ser humano ni sociedad es perfecta, sino perfectible. El Buen Vivir es una finalidad y un objetivo estratégico, señala un camino por donde se debe transitar y proporciona un sentido a la vida de las personas, en un mundo consumista que inculca que no existen valores, que el vacío interior hay que llenarlo con cosas.

Los seres humanos requieren  dos elementos para crecer en forma adecuada: el alimento y el amor. La falta o insuficiencia de alimento llevan a la persona a su muerte o deterioro somático. La falta o escaso amor producen la pérdida o escaso deseo de vivir. Estas dos necesidades primarias, en los niños y adolescentes dependen de los padres o con quienes viven. Lo que se recibe desde el nacimiento varía en cantidad y calidad, condicionando al ser humano que se va formando. El mayor o menor flujo amoroso con el padre y la madre y sus interacciones determinan sus preferencias. Hay que evitar la desconexión afectiva de los hijos con sus padres y sus hermanos.

Las batallas principales de la guerra contra las drogas deben darse en primer lugar e importancia en cada familia, que es el núcleo fundamental de toda sociedad; segundo, en el sistema educativo, en especial con los profesores dando buenos ejemplos; y, tercero, en las comunidades y la humanidad, en lucha inclaudicable contra la propaganda consumista que invita a las adicciones, la venta de bebidas alcohólicas, el cigarrillo y el tráfico de drogas.

Como dice Edgar Morin: “La verdadera revolución de hoy es luchar contra la megamuerte organizada”. No se debe legalizar ninguna cantidad de droga. Quedan sin autoridad los padres, maestros y sería una violación a la Constitución. Amplía el mercado del microtráfico, los ciudadanos sin conciencia y el control mental del sistema capitalista. Las drogas son un camino evasivo contrario al Buen Vivir, salvo que la humanidad haya estado equivocada y se descubra ahora que las drogas hacen bien para la salud integral (física, emocional, intelectual, mental, moral y espiritual) y para el Buen Vivir. Los principios y el Buen Vivir no se negocian, ceden o renuncian por ningún precio o motivo. Hay que tener la esperanza de que se hagan realidad.

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