En la búsqueda ansiosa de la corona, la oposición política ensaya estrategias mañosas y agresivas para la gran final en 2017; dos alcaldes y un prefecto, inflados de petulancia, gritan, amenazan e imploran a sectores engañados a sumarse a la protesta callejera; políticos desgastados se arriman a supuestos presidenciables, ofrecen su contingente disminuido a cambio de bagatelas; y los medios ‘independientes’, en su rol de asesores, insisten y plantean férrea alianza al margen de ideologías, como único y último recurso para lesionar el liderazgo de Rafael Correa y desviar su triunfal presencia en el nuevo escenario electoral.
A esa oposición violenta y beligerante se agregan unos cuantos resentidos y traidores que, no encontrando albergue para organizar sus negocios y fraguar ambiciones, se enrolan en la derecha, en público idilio, descarado, con sus enemigos de ayer.
El equipo de la oposición se deteriora, paulatinamente, por la falta de unidad ideológica y la diversidad de negocios e intereses. Unos, argumentan, audazmente, que se lucha en defensa de los derechos de los pobres, en tanto, reciben a escondidas apreciable aporte económico de los financistas de la campaña contra Correa; otros se agregan al precandidato, el exbanquero, que ya se atreve a circular por las calles para ofrecer viviendas gratis y borrar los impuestos, copiando el estilo gracioso del recordado Alvarito. El soñador por la Presidencia debe comprender que los ecuatorianos repudian la demagogia y entienden que con el proceso de cambio que vive Ecuador, la era del atraco, la evasión de impuestos, la usura, la corrupción y el poder de los ricos, ha terminado y que nunca jamás volverá.
La prensa comercial acoge la voz de la oposición, regala espacio a los ‘contreras’ y -lo más censurable- distorsiona sucesos, fomenta el sensacionalismo y apoya a los conspiradores, que en el ayer los censuraba y les cerraba las puertas. Leía en un diario local un titular: ‘Las marchas llenaron otra vez las calles sin incidentes’. Leyendo el contenido de la información se refería a unas cuantas calles de 4 ciudades.
Otro titular transcribe: ‘Quito vuelve a salir a las calles’. ¡Qué sarcasmo! Cien o doscientas personas no representan a la capital de la República. El sensacionalismo es la tendencia de los medios privados politizados por destacar con exageración los acontecimientos, intencionalmente, para causar impacto; en este caso, provocar daño al gobierno del Buen Vivir, como si se tratara de una multitudinaria demostración de rechazo a la Revolución Ciudadana.
Las protestas sin sentido, en el fondo, se proyectan al escándalo, la violencia y al golpismo. Sus organizadores rabiosos promueven la provocación y no aceptan que el diálogo es la mejor opción para superar diferencias y lograr soluciones por consenso. Desprecian el llamado espiritual.
La oposición intenta fortalecerse, pero debido a la pugna interna por sus intereses se debilita y busca respaldo en la prensa comercial. Alianza PAIS mantiene las movilizaciones de organismos populares, estudiantes, trabajadores y sectores indígenas para defender la construcción de la nueva patria, de paz, justicia y libre de los enriquecidos con el trabajo de otros, de los corruptos y de los explotadores de siempre. (O)