Aún recuerdo mi visita a Piquiuchu, en el Valle del Chota, en 2008. Una pequeña población que entonces lucía abandonada, como el resto de cantones, y carecía de los servicios básicos. Pese a lo seco del sector se podía contemplar el verdor de las plantaciones de tomate y fréjol. Recuerdo el delicioso postre que nos brindaron, fréjol en almíbar. Una delicia que no he vuelto a probar. Apenas si la ayuda solidaria de Ulises de la Cruz alegraba a los pobladores, había construido un dispensario médico e iniciaba la construcción del coliseo.
En un incómodo local funcionaba una pequeña escuela, San Gabriel, y los niños correteaban, la mayoría descalzos, tras una pelota que, en verdad, daba lástima, pues ya no era redonda sino cuadrada. Así era Piquiuchu hace seis años. Pero en medio de esa precariedad, la escuela obtuvo el premio a la excelencia académica en 2009. Hoy, ¡cuánto ha cambiado! Piquiuchu ya cuenta con servicios básicos (aunque sigue en condiciones de pobreza) y, sobre todo, la pequeña escuela se ha transformado en la Unidad Educativa del Milenio San Gabriel, con capacidad para 570 estudiantes, por jornada. Verla impresiona. Y conmueve. Instalaciones y equipamiento de primera, aulas, laboratorios, sala de informática, salas para profesores, comedor, jardines, una cancha de uso múltiple y una espléndida cancha de fútbol.
Sin duda la educación es la única que permite transformaciones profundas. Y quizá este sea el mayor logro de la Revolución Ciudadana. Estoy seguro de que el Valle del Chota se transformará a partir de esta unidad educativa porque, como bien ha dicho el presidente Correa, “no se inaugura solo una infraestructura, sino un nuevo modelo educativo”. Este modelo permitirá que los jóvenes del Valle del Chota no tengan en el fútbol su única oportunidad de triunfo. Recordemos que muchos niños, para emular a sus ídolos de la selección, abandonaban la escuela para jugar fútbol. Hoy tendrán una educación de calidad y seguro ganarán más premios académicos, pero sobre todo se poblará de profesionales que les redimirá de la pobreza, la exclusión y la discriminación.
El presupuesto de educación supera los 3.300 millones de dólares (12% del presupuesto), lo cual es un hito en el continente. Ya existen 44 escuelas del milenio y se están construyendo 22 más. La educación en Ecuador, de calidad, universal y gratuita, transformará al Ecuador. De ahí que la apuesta por el talento humano y el conocimiento debe unir a los ecuatorianos. No podemos ser mezquinos, todos debemos trabajar por la educación.
Todas las unidades educativas tienen también una biblioteca, pero lamentablemente el Ecuador es el único país de la región que no tiene un programa nacional de lectura. Y esta es una deuda que el Gobierno Nacional deberá reparar de modo urgente. Así mismo, aún no está del todo claro cuál es la alternativa a la desaparición del Sistema Nacional de Bibliotecas, que era el ente rector para las bibliotecas públicas del país.
Ni Piquiuchu ni el Valle del Chota son los mismos. El Ecuador ya no es el mismo de hace seis años; está cambiado para bien, eso es evidente. Y todos debemos sentirnos orgullos de estos cambios.