Venezuela es víctima de una feroz guerra mediática de la derecha mundial, que quiere mostrarla como un reino de la tiranía y la anarquía. Parte de ello ha sido la insistente denuncia de que su economía es un desastre, que el país está al borde de la quiebra, que el pueblo sufre carencias y desabastecimiento, y que todo ello ha sido causado por el chavismo.
A través de esa guerra, la prensa derechista magnifica los errores y limitaciones que sin duda tiene la actual economía de Venezuela, país que posee enormes recursos naturales, pero que ha heredado las taras de la vieja economía petrolerista, injusta y desequilibrada, conde convivían la opulencia desenfadada y la miseria extrema.
Pero esa misma prensa oculta los formidables logros económicos y sociales de la Venezuela Bolivariana, reconocidos por los más altos organismos internacionales. Todo esto nos motiva a puntualizar algunos datos reveladores:
Durante la Revolución Bolivariana, el Producto Interno Bruto de Venezuela se triplicó, según valoración del Banco Mundial. Paralelamente, el desempleo se redujo de un 15,2% en 1998 a un 6,4% en 2012, con la creación de más de 4 millones de puestos de trabajo. A la vez, según datos de la Cepal, la pobreza se redujo del 50% al 27,8% y la desigualdad pasó de 0,46 a 0,29.
Según la misma fuente, Venezuela es el país de América Latina que más logros ha tenido en la erradicación del hambre. Así, la tasa de desnutrición bajó del 21% en 1998 a menos del 3% en 2012, entre otras cosas, porque el país elevó su capacidad de producir alimentos para consumo interno. Esta se elevó del 51% en 1999 al 71% en 2012, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
Venezuela es el primer país del mundo al que la Unesco le concedió, en 2010, una calificación de 96 puntos sobre 100 en mejora educativa, por las metas alcanzadas en materia de alfabetización, educación inicial, primaria, secundaria y universitaria.
Como consecuencia de todo ello, entre los años 2000 y 2012 mejoró el Índice de Desarrollo Humano del país, que en este período fue cuatro veces superior al de las dos décadas anteriores, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Resumiendo, la Venezuela que dejó Chávez es notablemente mejor que la que dejaron los gobernantes anteriores. Tiene todavía grandes problemas por resolver y muchas metas por conquistar, pero es más desarrollada, más justa, más equilibrada, mejor alimentada, mejor educada y más esperanzada que antes.