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El Telégrafo

La doble conciencia y el intelectual

20 de enero de 2014

Sintomático de la crisis de pensamiento de ciertas izquierdas es el anquilosamiento conceptual expresado en un círculo vicioso de opiniones sin confrontación cruda con la realidad. Ese entrampamiento ha tomado formas casi abusivas de citar indiscriminadamente autores para fundamentar seudo epistemológicamente posiciones políticas oportunistas.

Este reduccionismo en el pensamiento pasa por un desdoblamiento moral o doble conciencia; por un lado una visión de la política y sus articulaciones y, por el otro, una visión de la economía y sus contradicciones. Ambas que de principio se encuentran en una interconexión dialéctica, de pronto se parten por un conjunto de intereses morales, esencialistas e ideologizados. La acción política se confronta con la acción económica, es decir, se puede elaborar discursos de radicalidad mientras se busca el incremento de ingresos económicos que pueden bien estar en contradicción ética con la acción política.

El resultado es una doble conciencia cosificada. Bien se puede ser radical una vez sobrepasada la satisfacción primaria del mundo de las necesidades y también usufructuar del conocimiento adquirido materializándolo si no es en bienes, en instrumentos de acumulación de dinero. También se puede proclamar la lucha radical contra la propiedad privada y coexistir con el incremento del patrimonio personal. Podría juzgarse que es una condición de hipocresía política; una paradoja entre el discurso de la acción de lucha contra el capitalismo pero preservando los intereses personales de posesión inmediata de bienes y servicios y la herencia para la prole: no para el proletariado.

Es una conciencia cosificada de partición consciente entre la necesidad de reconocimiento en la esfera pública y las distancias necesarias de preservar el patrimonio personal y familiar. ¡El miedo a la pobreza¡ Entonces: ¿dónde queda la radicalidad de luchar contra las formas y modos del neocolonialismo? ¿Quizás en recrear un ‘otro’ a su propia imagen y semejanza como ha sido el caso del ‘otro’ indio, indígena que ha servido de escalón y escalafón investigativo? Un indígena recreado detrás de un escritorio junto a una pila de episodios literarios que en general hace décadas no tiene nada que ver con los ‘otros’ de carne y hueso.

Es posible una radicalidad detrás de una computadora tomando citas de autores para validar lo que no se puede sostener por razonamiento lógico o por confrontación con la realidad. El resultado de la partición en la doble conciencia son todas las formas de dogma. Una cerrazón cognitiva, una rigidez que se sostiene por una moralización de la política y por las ansias de ser reconocidos como vanguardistas de una lucha social donde los actores populares los ignoran. Por eso les resulta tan fácil hablar de un tal ‘capitalismo’ y sus vericuetos, no por examinación analítica-histórica sino por experiencia personal de posesión. Esa es la doble conciencia enajenada que desdibuja el carácter transformador de la política.

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