Publicidad

Ecuador, 02 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

La derecha ‘adora’ a un exguerrillero y valora su ‘lado’ revolucionario

11 de diciembre de 2014

pepe Mujica no ha dejado de ser un revolucionario y guerrillero en su esencia: dispara ahora frases y postulados contra aquellos que sostienen la injusticia y violentan todo precepto humano y democrático. Incluso, en las condiciones actuales, en estos tiempos, su lucha se mantiene desde una mirada profundamente humanista.

Entender la revolución desde esta perspectiva parece que confunde a algunas personas y también distorsiona la verdadera dimensión de la transformación política. Tanto que la izquierda liberal no dice ni pío de Mujica, con su silencio parece condenarlo. En cambio, la derecha liberal lo tiene ahora como su paradigma de democracia, rebeldía y hasta insurgencia. Por poco lo declaran su aliado en su lucha contra el supuesto totalitarismo en el que se debatirían los pueblos de la América progresista.

Bastaría oír a Mujica para que sus palabras hagan roncha en los oídos socialcristianos, democratacristianos y socialdemócratas. Pero es más perverso usar sus palabras para hablar de justicia social, rebeldía y revancha popular.

Hace un tiempo escribí un artículo señalando lo siguiente: “¿Algo está cambiando en nuestra derecha criolla? ¿Hay síntomas de mutación, evolución, transformación hacia nuevos paradigmas o está agazapada esperando un momento político o una circunstancia histórica para mostrarse de nuevo en toda su expresión, la misma que llevó a la llamada ‘larga y triste noche neoliberal’?”.

Yo creo que es temporal, utilitario y hasta perverso ese supuesto ‘giro hacia la izquierda’ de nuestra derecha. Lo digo con frontalidad: si Mujica hubiese vivido en nuestros tiempos socialcristianos sería un terrorista, perseguido, torturado y, en el peor de los casos, hasta desaparecido.

Y si hubiese sobrevivido a todo eso, el tupamaro no habría sido invitado ni recibido a ninguna reunión ahora por quienes lo ‘adoran’ y supuestamente valoran sus principios democráticos y sus talentos revolucionarios. Al contrario, estaría en la lista de tiro al blanco que usan ciertos liberales de derecha para quienes acá hicieron algo parecido a lo de Mujica en Uruguay, en el mismo tiempo que él estaba preso.

Lo más perverso es que ahora quieran traficar con el discurso y principios de un guerrillero y revolucionario de estos tiempos. Cuando él habla de injusticia, por supuesto que señala a las oligarquías del continente. Si él sostiene que la modestia y la solidaridad son valores supremos de los revolucionarios está diciendo, en otras palabras, que la isla Mocolí no puede ser un espacio de exclusión y privilegios. Mucho menos Mujica se hace el loco con el poder financiero de la región, el causante de la pobreza general y de las políticas económicas para enriquecer a unos pocos. ¿O cierta vicealcaldesa está de acuerdo con todo lo que dice Mujica y al mismo tiempo se olvida de los grandes males que aquejan a los pobladores de su ciudad, que deben ‘volverse locos’ pensando que cada centavo de las innumerables teletones les va a llegar en cada Navidad, aunque en enero seguirán en la misma pobreza de siempre?

Pepe Mujica ni es un panfleto para ninguna izquierda ni mucho menos una mercancía de la derecha para usarla según las conveniencias proselitistas del presente. Su pensamiento y sabiduría son un ejemplo para revolucionar a nuestros pueblos.

Contenido externo patrocinado