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El Telégrafo
Daniela Ángela Leyton Michovich

La basura del Black Friday

26 de noviembre de 2021

Hasta no hace muchos años, era posible encontrar en los barrios latinoamericanos a la vecina costurera, el sastre y el zapatero, personas cuyo oficio era requerido tanto para la elaboración de prendas, en los casos textiles, como para la reparación o los ajustes que se requieran. De igual forma, era fácil distinguir las telas de buena calidad, mismas que no solamente se veían bien, si no que se caracterizaban por  su durabilidad.

Sin embargo, ahora la gran industria de la moda llama Black Friday a la fecha asignada para la tormenta de basura textil, injusticia social, vulneración de derechos humanos y contaminación ambiental, que cada mes de noviembre inunda el mundo. Desgraciadamente las grandes transnacionales de la moda se han convertido en enormes monstruos que se caracterizan por el ejercicio de violencias a multinivel que van desde las formas de producción hasta el destino del producto final. Para empezar, los artículos de moda son producidos en masa, en alguna maquila que se sostiene gracias al trabajo esclavo y/o explotación laboral en su mayoría de mujeres e incluso niños, provenientes de Bangladesh, India, Argentina, Perú, Brasil, por nombrar apenas algunos países empobrecidos. 

Los artículos se caracterizan por pertenecer a modas transitorias (que no tienen más de un mes y medio de duración) son productos muy baratos con un tiempo de vida útil limitado, sea por la calidad de la tela o por la costura. Cuando pasan su tiempo de uso, estos textiles integran  impresionantes islas y montes de basura clandestinos generalmente ubicados en América del Sur, África y Asia. Estos basureros generan una dinámica social insalubre e inhumana, sin contar con el enorme impacto ambiental, la contaminación e incluso los incendios que provoca su acumulación.

Por si fuera poco, estas transnacionales, atentan contra la industria textil local, que no puede competir con los precios bajos aunque tengan un talento impresionante y sus productos sean de excelente calidad, por ejemplo ¿usted sabía que las camisas polo se elaboran en el Perú?

Finalmente, esta industria alienta con regalos los famosos y recargados Haul (productos recién adquiridos) de ropa, accesorios o zapatos, expuestos como contenido por jóvenes youtubers, en una carrera desesperada que involucra las al menos 50 temporadas de moda que la industria inventa e  impone cada año.

A pesar de este lúgubre escenario, es necesario poner el foco en algunas alternativas inteligentes. América Latina tiene iniciativas interesantes de moda lenta y sustentable expresada en tiendas Vintage que promueven la costura y reparación antes que el consumo desmedido. Una clara muestra es la explosión de este tipo de micro-negocios en la Ciudad de México, en  provincias argentinas y en algunas ciudades de Brasil, una respuesta que alienta la moda consciente que nos ayuda a ser más respetuosos con el planeta sin perder el glamour, la originalidad o la elegancia, sin la necesidad desesperada de vestir nuestros miedos, inseguridades y fantasmas.

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