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El Telégrafo

La austeridad y la frugalidad

06 de noviembre de 2012

Debemos partir de la dicotomía que sustenta la teoría de que el ahorro de todos solo genera desempleo y disminución del ingreso, hipótesis correcta cuando se asume la misma conducta para todos. El error de la misma está en que las personas actúan de diferente forma, porque las personas son diferentes. La misma Biblia, en la parábola de los talentos, enseña que unos multiplican lo recibido por varias veces u otras lo esconden y no lo crecen y otras tan solo lo mantienen y los otros lo pierden.

Siempre existirán personas ahorradoras, gastadoras y prudentes. El ahorro debe convertirse en el medio de generación de mayor riqueza, al trabajar el capital propio y depender menos del apalancamiento del capital ajeno “deuda” que tiene la dicotomía inversa referente al costo del capital que trabaja 24/7 que con esta conducta beneficia al banco. En cambio, quien lo recibe se perjudica del beneficio de la laboriosidad del interés, porque los negocios y los consumidores personales, tradicionalmente, solo laboran de 8 a 12 horas diarias entre 5 a 6 días por mes. ¿Será que esta inequidad se puede corregir?

Por supuesto que sí, incrementando el diferencial de la tasa activa sobre la pasiva como sucede y, además, trabajando lo más posible, ejemplo: los negocios que laboran también 24/7 o trabajan en horarios extendidos y al menos 6 días a la semana. ¿Cuál es el milagro?, mayor productividad, eficiencia y efectividad, hecha la crisis, a buscar la oportunidad. Entonces los que están en crisis venden ahorran y hacen negocios con los ricos, de esta forma se equilibra la economía. La austeridad no es carencia ni mortificación de las pasiones o de los sentidos.

Es clave para construir frugalidad, que no es sinónimo de miseria, es tan solo habernos liberado del derroche y distinguir entre lo necesario, lujoso o extravagante, moda excesiva, acumulación y poco uso de los bienes o también mal cuidados al tener que reemplazarlos nuevamente; debilidad de personalidad al desarrollar la enfermedad del “comprador compulsivo”. Vivir con lo suficiente no significa estar siempre apretado y no darse gustos. Solo hay que ser inteligente en el uso del dinero. Ganar más y gastar menos, la prosperidad monetaria es la relación entre nuestras Ingresos y nuestros Costos y Gastos. Si ganamos más de lo que gastamos o aumentan los ingresos y mantenemos constantes los gastos, si disminuyen los gastos y los ingresos permanecen constantes.

Además, “guardar pan para mayo”, como dice el refrán, mediante la vida frugal, sí aumenta la prosperidad. Las posturas extremas son inapropiadas, volver nuevamente a la prudencia y equilibrio. Los gobiernos deben practicar la austeridad y frugalidad como política de Estado. Las familias, al ser austeras y frugales, construyen prosperidad.

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