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El Telégrafo

La antipatria

10 de agosto de 2013

Los intereses creados -en palabras de Benavente- determinan conductas que llegan a extremos imperdonables. Llevan a confundir la oposición política a un gobierno con la adhesión a empresas o personas foráneas que pretenden perjudicar al país. En su ceguera, olvidan que los regímenes de cualquier tinte político son temporales, mientras que la patria es permanente.

No es el primer caso: incluso cuando se debatieron temas referentes a la defensa de los límites territoriales, hubo quienes, por hacer daño al mandatario de turno, lanzaron ataques que fortalecieron la posición del adversario y sus tesis. La historia los ha colocado con su justo nombre.

¿Estarán conscientes de que con su actuación se convierten en traidores a la patria y a los intereses de su pueblo, con el que no se identifican?Actualmente la empresa Chevron, que corresponde a la suma de Texaco y otras petroleras, libra una batalla perversa, que utiliza argumentos ilegítimos para invalidar el juicio que las comunidades orientales, perjudicadas por los daños producidos por Texaco y sus repercusiones en el ecosistema y la salud de sus pobladores, plantearon y ganaron. Para contrarrestar la sentencia desfavorable a la empresa, Chevron ha desatado una campaña mediática, destinando cientos de millones de dólares con el propósito no solo de incumplir con el compromiso de revitalizar la zona y compensar a sus habitantes por los agravios inferidos, sino de involucrar al Gobierno Nacional, al que acusan de haber influido en la sanción que les fue impuesta.

Como toda transnacional, Chevron lucha de manera frontal por sus intereses económicos. Este combate se lleva a cabo de manera cubierta y encubierta: por una parte, en tribunales, con sus abogados que se inconforman con el resultado del proceso; por otra, estableciendo una estrategia mediática a través de la prensa local, empleando voceros que en forma encubierta están relacionados con la empresa y que se manifiestan de manera continua contra la causa ecuatoriana.

Lo imperdonable es que esta campaña se beneficia adicionalmente de la acción de aquellos políticos y comunicadores que permanentemente censuran todas las acciones gubernamentales, sin reparar -en este caso- en el daño que ocasionan a los verdaderos afectados, que durante veinte años han reclamado una compensación a los irreversibles estragos causados a su hábitat y a su salud por la petrolera. Ellos se pronuncian contra los planteamientos de las víctimas y los intereses ecuatorianos.

¿Estarán conscientes de que con su actuación se convierten en traidores a la patria y a los intereses de su pueblo, con el que no se identifican?

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