Como habíamos pronosticado en el artículo anterior, Syriza, el partido de izquierda, ganó las elecciones parlamentarias, y Alexis Tsipras, su líder, nombrado Primer Ministro, plantearía un cambio de rumbo en la política de ajuste y reformas estructurales impuestas por la Troika (CE, BCE y FMI). Como analizamos en varios artículos entre 2011 y 2012, el resultado se debe al efecto social que causó dicha política (neoliberal) conduciendo a un aumento de la pobreza y deterioro de las condiciones de vida de los griegos. La herencia económica es una deuda pública de 175% del PIB, el nivel más alto de desempleo en la UE y un magro crecimiento económico. El reto es plantear una política económica alternativa que reactive la economía, alivie la crisis social y renegocie la deuda. Podría contribuir a ello el acceso a la compra de deuda pública por parte del BCE y participar en el programa de inversiones públicas de la UE. ¿Será posible? Requiere el último desembolso del segundo rescate en una situación que hay retiro de depósitos e incertidumbre. En lo político, el triunfo acaba con el bipartidismo, de partidos de derecha y socialista, culpables de la crisis, y abre nuevas perspectivas para los movimientos antiausteridad draconiana.
Como escribimos en varios artículos, en 2012, algo parecido sucede en España, donde el Partido Popular (PP, derecha), en el gobierno, ha aplicado la misma receta provocando un grave deterioro social que ha desmontado el estado de bienestar con aumento del desempleo, pobreza, indigencia, etc. Tal ha sido el impacto social de las medidas anticrisis que las consecuencias políticas no se han hecho esperar. En efecto, Podemos, un partido fundado recién hace un año, aparece como la primera fuerza política, cuyo programa económico va en dirección contraria a la política económica ortodoxa aplicada por el PP (neoliberal) y plantea medidas de carácter heterodoxo. Que se haya colocado en esa posición es resultado también de la corrupción gubernamental, a tal punto que el PP está, según las encuestas, como segunda fuerza política, y lo paradójico es que el PSOE (socialista) como tercera.
En efecto, como analizamos en artículos (2013), la corrupción de la derecha española afloró. Efectivamente, según la prensa española, el extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, montó una trama de captación de fondos empresariales, una caja B, los que se entregaban a altos dirigentes. Expresidente de Bankia, rescatado por el gobierno, está acusado de malos manejos de tarjetas de crédito. Ciertos empresarios españoles están en juicios por entregar coimas a funcionarios públicos a fin de que les asignen obras públicas. Había una red de corrupción y austeridad draconiana. En las próximas elecciones, el PP y el PSOE podrían correr la misma suerte que la derecha griega, dependiendo de la evolución de la situación de Grecia, el comportamiento económico español y si Podemos suma más apoyo de la población y clase media afectada por la política de austeridad que quebró la cohesión social.