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El Telégrafo
Samuele Mazzolini

Irak: nuevamente en la mira

24 de junio de 2014

@mazzuele

Tras haber perdido centralidad por mucho tiempo en las noticias, el tema de Irak ha vuelto la semana pasada a captar el interés de los medios a raíz de las declaraciones de quien otrora contribuyó a que ese país se volviese un polvorín de proporciones mundiales. El ex primer ministro británico Tony Blair, propiciador de la guerra en Irak entre 2003 y 2011 junto al entonces presidente estadounidense George W. Bush, anunció que la situación en Irak requiere una nueva intervención militar. La razón de su llamado radica en la intensificación de la insurgencia islamista, liderada por el grupo suní ‘Estado Islámico de Irak y el Levante’ (conocido como ISIS), que logró juntar diferentes organizaciones de tendencia yihadista.

Este grupo, que recientemente ha sido repudiado incluso por Al Qaeda por ser ‘demasiado extremista’, ha logrado también penetrar en Siria, donde controla actualmente amplias regiones en el noreste del país. Según varios analistas, ISIS no puede ser considerado simplemente como un grupo terrorista, sino como una verdadera milicia guerrillera de importantes dimensiones, con una fluida comunicación interna, disponibilidad de armamentos, capacidades bélicas desarrolladas y un capital considerable debido a los robos de bancos de los territorios ocupados, a financiaciones de donantes privados de las monarquías del Golfo y, de forma sorprendente, a la venta de petróleo y energía eléctrica producidas en el norte de Siria por parte de este grupo armado. ISlS, además, ha atraído a musulmanes británicos y franceses, despertando la alarma en Europa ante la posibilidad de que, al regresar a sus países, estos efectivos puedan poner en peligro la seguridad nacional a través de ataques terroristas.

Las declaraciones de Blair, ahora enviado especial del Cuarteto de Paz para Oriente Próximo, han encontrado una dura oposición en Reino Unido. La exministra laborista para el desarrollo internacional, Clare Short, ha equiparado a su anterior jefe con los neoconservadores americanos, subrayando que la opción militar hasta el momento ha producido solamente más tensión y división en vez de solventar los problemas de la región.

Pronunciamientos críticos han llegado también de parte del alcalde conservador de Londres, Boris Johnson, así como de los liberal-demócratas y los nacionalistas de Nigel Farage. Obama, por su lado, parece haber descartado la opción militar aérea, similar a lo sucedido en Libia, sin por eso desestimar la recrudescencia islamista, así como lo muestra la reciente presencia del secretario de Estado, Kerry, en Bagdad.

Sin embargo, si por un lado las preocupaciones europeas tienen un cierto fundamento, ¿no quedó suficientemente claro que el perpetuo espantapájaros de la proximidad de la barbarie es la condición para su recurrente aparición? La intervención de Blair es aún más sospechosa, si se considera que el reciente avance militar de ISIS en Irak pone en peligro la razón que motivó el conflicto a partir de 2003: el abastecimiento de crudo. En este sentido, lo que dejó más clara la falta de escrúpulos de Blair, razón también del escarnio del cual ha sido víctima en estos días, fue su aserción de que la anterior invasión de Irak no tiene nada que ver con lo que está pasando en estos días.

Tal vez la real amenaza para el mundo occidental no sea el extremismo islámico, sino la torpeza y falta de visión política de sus propios líderes.

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