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El Telégrafo

Investigación agrícola

10 de septiembre de 2013

Se anuncian cambios radicales en la orientación de la investigación agrícola, la cual tiene como soporte y estímulo la variabilidad ecológica y el potencial de recursos naturales renovables con los que cuenta el país para su desarrollo.

Esta actividad, a diferencia de otros servicios agrícolas del Estado, no obstante las limitaciones financieras en las últimas décadas ha contado preferentemente con apoyo para su funcionamiento.

Sin definirse los objetivos de una política de desarrollo agrícola, las estaciones experimentales han sido las vitrinas donde se presentaban las posibilidades de producción agrícola moderna y de la cual podíamos aprovechar en la medida de que estos resultados fueran difundidos entre los usuarios.

La difusión de los resultados de las investigaciones no se han articulado eficientemente para lograr su aplicación y, como consecuencia, tenemos que mientras en los informes oficiales sobre los resultados obtenidos parecía que progresábamos, en la realidad del pequeño productor aquello no existía, revelando la notable grieta que separaba al generador del servicio y al pretendido usuario. Esta situación no es difícil comprobarla, comparando la productividad limitada  obtenida con la lograda por otros países en condiciones similares.

Tradicionalmente, la investigación agrícola del Ecuador se orienta para obtener la mayor productividad para los productos de exportación, los cuales constituyen un factor determinante en la dinámica de la economía ecuatoriana, pero no se consideró generar estrategias para el desarrollo tecnológico destinado a los pequeños productores que nos proporcionan los alimentos básicos de los cuales depende la seguridad alimentaria del país.

Los paquetes tecnológicos de los cultivos de exportación comprenden químicos elaborados y máquinas construidas en los países desarrollados, los cuales, financieramente, no han estado al alcance de los pequeños productores y al utilizarlos limitadamente -sobre todo los químicos- han producido resistencia en las plagas y contaminación de sus campos, lo cual ha multiplicado la crisis económica de los pequeños productores.

Ante los resultados experimentados por la orientación tecnológica de la investigación agrológica, es necesario confrontarla holísticamente con la realidad existente como un todo que suman las partes que la componen dentro de una orientación de producción sostenible agroecológica, introduciendo los tres elementos considerados claves: la preocupación medioambiental, el enfoque ecológico y la preocupación social.

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