La Constitución del 2008 plantea el concepto de Sumak Kawsay o Buen Vivir y un Sistema Nacional de Salud, universal y gratuito, bajo responsabilidad del Estado para atender ese derecho como su garante. Pero ¿Qué es el Sumak Kawsay? ¿Qué relación tiene con la salud y su sistema? ¿Cómo se articula con la biomedicina occidental? ¿Cómo se expresa en la vida cotidiana de nuestra gente?
La medicina occidental, con cinco siglos de existencia, atiende sólo las enfermedades del cuerpo humano individual y biológicamente considerado, pero la salud es mucho más que su ausencia, como definió la OMS en 1948: “el bienestar físico, mental y social” y “no solamente la ausencia de enfermedad”.
Si la salud y la enfermedad tuvieran igual jerarquía, la vida se habría detenido en estado cero, por eso el proceso vital saludable es más importante que el de la enfermedad. Así lo muestran los genes que, desde hace millones de años, como en el ejemplo de los dinosaurios que vivieron hace 80, mantienen similares procesos de nutrición, sexualidad y vida de relación que en los humanos se denominará trabajo. O el ejemplo de las moléculas de clorofila y hemoglobina, que son idénticas, salvo por el átomo central de magnesio en la primera y hierro en la segunda.
Es en la salud en donde el pensamiento ancestral andino, que ha sobrevivido durante cinco siglos a pesar de la hegemonía y dominio del pensamiento occidental, hace ahora un aporte trascendente en el campo intercultural con un nuevo paradigma o modelo.
Para comprender mejor la propuesta, se recomienda asociar a la salud con la satisfacción de las necesidades humanas, clasificadas éstas como objetivas o individuales, subjetivas o culturales, y sociales relativas al Estado y la provisión de sus servicios generales y sociales. Dicha satisfacción, en los tres planos o dominios, constituiría la óptima calidad de vida, que sería el Buen Vivir.
El Sumak Kawsay alude a la salud en una cosmovisión colectiva. En ese sentido tiene elementos de las corrientes occidentales sobre la salud social. Este enfoque sería complementario al pensamiento clínico si se construye un sistema integral.
Para el efecto es indispensable revisar las dos corrientes, comenzando con el origen de la medicina occidental curativa, en la cual, junto con las enfermedades, aparecieron los sanadores, los primeros de los cuales se transformaron en mitos, como se verá más tarde.