La incorporación al teletrabajo durante esta crisis, ha implicado pasar mucho tiempo manejando aplicaciones y asistiendo a reuniones virtuales de todo tipo. Ello nos lleva reflexionar algunos aspectos.
Uno de ellos es el de la interacción a través nuevas plataformas digitales. En el ámbito laboral, la interacción con imágenes congeladas durante un tiempo prolongado, puede resultar agotador para quienes desarrollan una temática ante un grupo particular. De igual manera, el esfuerzo por transmitir y mantener el interés de parte de quienes siguen una reunión puede ser complejo. La ausencia de interacción física es un factor que puede incidir en ello.
Hoy más que nunca, es necesario destacar las facilidades que brindan las nuevas tecnologías para el desarrollo de diversas actividades en distintos campos. Sin embargo, es claro también que la interacción física es fundamental para la profundización en determinados contenidos. En una interacción cara a cara, entran en juego señales no verbales como elementos que permiten corroborar las afirmaciones realizadas por una persona.
Las impresiones que generan las personas, en su mayoría provienen de información que se transmite a través de su lenguaje corporal, más allá de la palabra y la imagen. La comunicación no verbal es fundamental para comprender el estado de muchas personas; sentimientos y actitudes son estados que se transmiten en gran medida por medio de señales no verbales como la expresión facial, el tono y registro de la voz, los gestos, posturas o el manejo de la distancia entre los interlocutores.
En una conversación atravesada por pantallas, suplir la comunicación no verbal puede llevar a una mayor complejidad del proceso de comunicación.
Hoy el uso de plataformas digitales, limita ese lenguaje corporal que permita esa asimilación natural de emociones y sentimientos de parte de nuestros interlocutores. Falta ese lenguaje corporal que afirme o contradiga nuestras palabras.
Otro de los aspectos a tomar en cuenta es el de los silencios. Si bien los silencios en las conversaciones de la vida real resultas importantes, pues forman parte de un ritmo natural, al estar atravesados por una pantalla, estos pueden producir grados de distorsión en el mensaje. Un retraso de 2 o más segundos en una respuesta online, puede generar todo tipo de percepciones en la gente.
Y es que los efectos por del uso de estas plataformas han tomado por sorpresa a varios sectores de la sociedad. Ello será algo que en el mediano plazo cada individuo deberá ir superando para adaptarse de la mejor manera a esta nueva realidad. (O)