La integración sudamericana es un proceso que experimenta avances y retrocesos. Los momentos más altos corresponden a la creación de UNASUR, CELAC y, a partir de esas entidades, la adopción del SUCRE, la creación del Banco del Sur y otros entes regionales.
Ha recibido duros golpes: la muerte de Néstor Kirchner y Hugo Chávez, puntales de este nuevo movimiento unificador – el primero lo plantearon nuestros próceres- y la persistencia de elementos externos e internos que conspiran contra esta vieja aspiración de nuestros pueblos.
La situación poselectoral en Venezuela tiende a estabilizarse, pero el libreto con el cual el candidato opositor ha fracasado en sus primeras acciones, aún no está agotado. Un momento muy serio se vivió en Lima, con las desafortunadas declaraciones del Canciller de ese país, que se presentó junto a Insulza reclamando el consenso de UNASUR para pronunciarse respecto de los comicios venezolanos, provocando la indignación del gobierno electo. Se pretendió crear brechas al interior de la entidad sudamericana, al ahondar diferencias sobre cuestiones de fondo. El incidente fue superado, pero queda como señal de alarma.
Hay una campaña de desprestigio contra los líderes progresistas sudamericanos. En Argentina arrecia una ofensiva en buena parte mediática, contra su presidenta, a quien no se ahorra acusaciones, algunas tan burdas como la de los bolsos de dinero que supuestamente fluían al despacho presidencial para ser exportados, lo que constituye un insulto a la inteligencia, incluso por la torpeza de aseverar que el traslado de caudales se hace a la usanza colonial. Lo fundamental es manchar la imagen de Cristina Fernández, que en medio de un vendaval que tiene muchas chispas de machismo, continúa trabajando tesoneramente.
Igual procedimiento se ha intentado respecto de Lula. Contra Evo, las burlas y sarcasmos intentan disminuir su papel. El incidente desafortunado con el embajador de Ecuador en Perú, abrió la puerta para que allá y en nuestro país se exteriorice una agresividad inusitada contra el presidente Correa. Las denuncias alrededor de los ataques a la libertad de expresión, con embajador extranjero de por medio, persiguen menoscabar los numerosos éxitos alcanzados por la Revolución Ciudadana, reconocidos en muchas latitudes.
La compleja unidad en la diversidad requiere trabajo continuo de todos los actores, para afianzar nuestros lazos y no perder este momento, único en nuestra historia común.