El texto de la Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Superior, aprobado por el señor presidente Lenín Moreno y la Asamblea Nacional, que fuera publicado en el Registro Oficial el 2 de agosto del presente año, sustenta la calidad de la educación superior en la construcción participativa por parte de todos los estamentos de cada institución educativa de los niveles de grado y posgrado, ya sea pública o particular, orientada hacia el mejoramiento permanente. Entre los elementos renovados en la disposición legal consta la innovación educativa de los niveles superiores de la educación, que a escala latinoamericana y en otros ámbitos del mundo ha cobrado una relevancia enorme, como una respuesta a las actuales y futuras condiciones del desarrollo de las ciencias, las tecnologías y el diálogo de saberes.
Esta innovación educativa y pedagógica ha afincado sus raíces en el aprendizaje, resaltando la formación del profesor, pero, además, en la aplicación de métodos, técnicas pedagógicas y didácticas de carácter colaborativo e individual; y una nueva concepción de la evaluación a los estudiantes, agregándole importancia a la transmisión de valores ciudadanos.
Se incluye el impulso a las tutorías, especialmente en los primeros períodos académicos de carreras de grado y programas de posgrado, así como en la fase de las diversas formas de graduación, considerando la diversidad educativa de los estudiantes, la inclusión y la equidad. Por otro lado, está orientada a la multidisciplinariedad y la interdisciplinariedad, ante temas y realidades complejos, que requieren un abordaje y el aporte desde diversas perspectivas.
El uso de tecnologías de la información y la comunicación resultan indispensables para el afincamiento y el desarrollo de la innovación educativa, como es igualmente, el diálogo de saberes, la interculturalidad y el aprendizaje de al menos otro idioma utilizado en diversos espacios de la humanidad.
En nuestro país, es una necesidad generar acciones y programas integradores entre la educación superior, la inicial, media y el bachillerato; asimismo, la cooperación entre instituciones de educación superior para el fortalecimiento equilibrado y articulado de la docencia, la investigación, la innovación científica y tecnológica, de las artes, la pedagogía, la innovación social, y la vinculación con la sociedad.
La innovación en sus diversas formas, sin ninguna duda, abre muchos caminos para desatar la tan necesaria creatividad y transformación humana, enraizada en nuestros pueblos y nuestras culturas. (O)