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El Telégrafo

Indignados egipcios y el pueblo exigen democracia participativa

08 de julio de 2013

El filósofo francés Stéphane Hessel, fallecido recientemente, dejó como legado su breve libro Indignaos (2010), un manifiesto de la protesta social contra un sistema capitalista en crisis. Su obra fue un referente para  el movimiento de los indignados surgido en los países desarrollados para protestar contra las medidas anticrisis. En efecto, en Estados Unidos aparecieron Occupy Wall Street, Occupy  Oakland, etc., para luchar contra el capitalismo salvaje, las trasnacionales y medidas  anticrisis. Igualmente sucedió en varios países europeos como España, Francia, Grecia, Chipre, etc., cuya población salió a las calles para denunciar y manifestarse contra las medidas de austeridad que afectan el nivel de bienestar de los ciudadanos.

En A. Latina los indignados mexicanos protestan contra los monopolios, oligopolios, el poder de los medios televisivos, la corrupción, el Partido Revolucionario Institucionalista (PRI) y, en la época de campaña, se opusieron a Peña Nieto, actual Presidente. En estos últimos días los brasileños han salido a las calles para reclamar por la inflación, corrupción, servicios públicos deficientes, etc. Tanta ha sido la presión de los indignados brasileños que en pocos días consiguieron que se endurezcan las penas contra la corrupción, aumento de presupuesto y la realización de un plebiscito para una reforma política y social. En Chile los estudiantes se manifiestan por conseguir una educación gratuita y de calidad que se ha convertido en una mercancía así como otros servicios públicos.

Lo más relevante de la revolución egipcia es la batalla por la democratización del país, por los derechos civiles, sociales y económicos... oportunidadesEn cambio en la primavera árabe los indignados han conseguido derribar gobiernos monárquicos y tiránicos. En Egipto lograron deponer al militar Mubarak que dominó al país por varias décadas y forzaron a un cambio democrático con unas elecciones libres. De estas salió elegido Mursi, del movimiento Hermanos Musulmanes,  a quien el ejercitó derrocó, presionado por las manifestaciones de la población que lo acusa de corrupción, incapacidad para enfrentar la crisis socio-económica, de copar las instituciones públicas con sus partidarios e imponer una constitución islamista muy restrictiva de la participación popular y limitante de los derechos de los ciudadanos.

Si bien hay problemas económicos reflejados en una alta inflación, elevado desempleo, escasez de combustible, abultado déficit fiscal e impresionante deuda pública, las necesidades más latentes de la población son la búsqueda de fuentes de sustento, el acceso a servicios básicos, posibilidades de empleo, etc.; pero lo más relevante de la revolución egipcia es la batalla por la democratización del país, por los derechos civiles, sociales y económicos, búsqueda de oportunidades, etc. Tratan de establecer una alternativa para una democracia participativa, mayor poder de la población en la toma de decisiones, una constitución democrática, un gobierno eficaz y honesto, redistribución del ingreso, lucha contra la pobreza y la indigencia, acceso a servicios públicos, etc.

El poder ciudadano y popular demostrado en las calles es la vía que ha utilizado la población para exigir el  establecimiento de una democracia participativa, justicia social,  dignidad y un gobierno que responda al pueblo mandante. Los militares tomaron el poder y los indignados vigilan sus acciones.

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