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El Telégrafo

¿“Indignados” brasileños?

01 de julio de 2013

Los “indignados” de los países desarrollados salieron a protestar, de manera espontánea, contra el capitalismo salvaje y las medidas económicas que tomaron los gobiernos para enfrentar las crisis.

En Estados Unidos surgió Occupy Wall Street, que se manifestaba en contra de los bancos, corporaciones y el poder. En cambio, con la crisis europea, habitantes de España, Portugal, Grecia, etc. protestaban contra las medidas anticrisis que afectaban su nivel de bienestar.

En la “primavera árabe”, los “indignados” de varios países derrocaron gobiernos monárquicos o tiránicos exigiendo una democracia más participativa, justicia social, derechos sociales, económicos y civiles

En cambio, en A. Latina, los “indignados” surgen por otras razones. En México, los estudiantes universitarios formaron un frente espontáneo para luchar contra el poder de los monopolios, de los medios de comunicación, la corrupción, la desigualdad, el Partido Revolucionario Institucionalista (PRI), elecciones no transparentes, etc. Incluso, estudiantes de una universidad privada rechazaron la presencia de Peña Nieto. En Chile, los estudiantes de educación media y universitaria han realizado grandes manifestaciones para exigir una educación de calidad y gratuita, que ahora es una mercancía cara, más que un derecho, como pasa con otros servicios básicos. En Costa Rica protestan contra la inflación, corrupción,  etc.

Brasil, con Lula (2003-2010), creció y aplicó una política de redistribución del ingreso y generación de empleo que permitió que  millones de brasileños salieran de la pobreza, aumentó el gasto en educación, redujo el desempleo y la clase media mejoró notablemente su nivel de bienestar. La sexta potencia económica mundial tiene problemas sociales de carácter estructural. En efecto, hay una alta concentración del ingreso,  indigencia latente, como reflejan las favelas; falta de seguridad, corrupción, deficientes servicios públicos, etc.

Las protestas espontáneas, al parecer  de la clase media, reclaman por la inflación, servicios de salud y educación, corrupción, gastos públicos para eventos deportivos, etc. Sin duda es sorprendente este hecho, pues se suponía que este país había mejorado en inclusión social, aumentando  el nivel de bienestar de vida del pobre y clase media. Es sintomático que las protestas surgieran en Sao Paulo, la capital industrial, y en Río de Janeiro, la ciudad turística. Muestra que a los brasileños no solo les basta fútbol y samba, sino que la clase media quiere mejoras en la calidad de los servicios básicos, cuestiona la falta de representatividad de  políticos, su corrupción, cumplimiento de promesas, etc. El poder ciudadano de los “indignados” ha conseguido el endurecimiento de penas para corruptos y más presupuesto para salud y educación.

Como todo movimiento indignado, las protestas han sobrepasado a la institucionalidad de los sindicatos, partidos políticos, congreso, etc., mostrando que han perdido representatividad cuando se trata de velar por los derechos ciudadanos, servicios, etc. Pero, además, refleja que  el modelo federalista, en el que los Estados y municipios prestan servicios públicos de manera descentralizada, sobre todo en salud,  a pesar de la universalización constitucional, no está funcionando bien. La protesta obligará al Gobierno a una amplia reforma social y política.

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