Celebramos otro año más de la Independencia de Guayaquil, que invita también a reflexionar. El 1 de octubre fue el Día del pasillo, en que recordamos a JJ y a otros autores; celebramos el triunfo de Emelec (en la Copa) y Barcelona (campeonato); disfrutamos de la exquisita comida guayaquileña y de los nuevos espacios de recreación (Parque Samanes, Isla Santay, Coviem, etc.); el Municipio creo un sitio web como guía de gastronomía y turismo. Bien por la ciudad y, dada la ocasión, volver a gritar Guayaquil por la Patria que, con su independencia apoyó y anticipó la gesta libertaria. Esto muestra el carácter del guayaquileño: luchador, altivo, valiente, franco, trabajador, respetuoso, buena gente, etc. Como ciudad nos desarrollamos, hay avance urbanístico, pero también tenemos las zonas del otro Guayaquil.
La ciudad crece hacia el norte, vía a la Costa, la vía Daule, etc., pero por falta de espacio las urbanizaciones aumentan en la vía a Salitre, Samborondón, etc. En esta última vive clase media y alta; se van a construir puentes, para aliviar el tráfico vehicular. En estas zonas, están satisfechos los servicios básicos, necesidades, etc. Por otro lado, hay una regeneración urbana en el centro, norte y sur de la ciudad, que adecenta y mejora la condición de vida.
No ocurre lo mismo en el otro Guayaquil, formado por asentamientos informales (invasiones), en los cuales falta infraestructura, servicios básicos, etc. Las primeras zonas consolidadas como en el Guasmo, Suburbio Oeste, Cristo del Consuelo, etc. han mejorado por la lucha de sus pobladores que han exigido a las administraciones municipales satisfacer sus necesidades para tener una vida digna.
Sin embargo, en los nuevos asentamientos irregulares, los traficantes de tierra actúan. Así sucedió en Monte Sinaí, cercana al Mall el Fortín, a la que se llega por debajo del paso a desnivel de la vía Perimetral.
Esta invasión recién formada sigue creciendo. Recorrí unos 8 kilómetros para ir al final de esta zona, detrás del hospital público, construido por una empresa china, donde hay terrenos vacíos, de propiedad del Miduvi, que vendían los traficantes en una supuesta precooperativa de vivienda. Hay energía eléctrica, pero faltaban servicios básicos, alcantarillado, servicios higiénicos, el agua llega por tanqueros, etc. A la entrada de la zona hay muchas tiendas, farmacias, panaderías, gabinetes de belleza, ferreterías, etc., que forman un conjunto de microempresas integrantes del sector informal. En dicha zona, la Secretaría de Prevención de Asentamientos Irregulares y el MIduvi actúan contra los traficantes, urbanizan y dotan de servicios básicos al sector de forma organizada.
Algo similar pasa en la precooperativa de vivienda La Karolina, km 16 vía a Daule. En estas zonas y en otras, donde viven los pobres, algunos crean microempresas para subsistir, los demás requieren apoyo y acción del gobierno local y sector privado para independizarse de la pobreza y tener vida digna, por eso vale alzar la voz: Guayaquil por el otro Guayaquil.