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El Telégrafo

Imagen de la “prensa corrupta”

01 de septiembre de 2012

Corromper y sus derivados, entre otros significados, aplicables a los medios de comunicación, en la Real Academia de la Lengua Española, constan: “Soborno, vicio o abuso introducido en las cosas no materiales”. “Engaño, yerro a falsedad en lo que se escribe o se propone”. “Torcer el sentido de una proposición”.

La prensa incluye a las empresas periodísticas, diarios, revistas, radiodifusoras y televisión, con su ámbito de funciones específicas; debe difundir la verdad de los hechos importantes, contribuir con sus análisis y críticas a la solución de los problemas que aquejan a los pueblos y formar una correcta opinión pública. El desvío malintencionado de su misión es un defecto moral o abuso de su poder mediático en protección de intereses propios y ajenos.

La prensa corrupta es la que tuerce el sentido de sus fines y dirige sus acciones, no para ubicarse en una oposición altiva y razonada, sino para causar daños al régimen de la Revolución Ciudadana. ¿Es o no articulista corrupta la periodista que lanza calumnias con evidente odiosidad contra Rafael Correa, hoy, justamente cuando recibe el respaldo continental ante el impasse diplomático con el Reino Unido por el caso Assange?

De un lado, el Primer Mandatario agradece a la Patria Grande, ALBA, Unasur y OEA por el contundente apoyo al asumir la defensa de la soberanía y dignidad de las naciones; y de otro costado, un vergonzoso editorial considera que Correa “buscó el triunfo personal y lo obtuvo, alimentó su ego y en defensa de la libertad de expresión, en la que no cree ni respeta, como lo ha demostrado, reiteradamente”. Le recordamos al editorialista de un diario comercial que está confundiendo opinión con injuria y crítica con calumnia. El periodista malévolo que agrede irracionalmente pronto cae en el desprecio ciudadano. 

La prensa que no es corrupta mantiene la objetividad y el equilibrio en el manejo de la noticia y otros géneros periodísticos.

Si ofrece dos páginas de propaganda a un banquero millonario, a un ex militar despojado de cargo por incapaz y a un exiliado enjuiciado por varios delitos, solo para fastidiar al Gobierno, también debe conceder el mismo espacio a líderes de otra línea, aunque Rafael Correa no las necesita, si con sus grandes obras sociales se ubica en un sitial de relevancia y prestigio.

¿Es o no es prensa corrupta, cuando ayer, los medios censuraban al régimen por jubilaciones obligatorias y voluntarias; y hoy, mediante titulares escandalosos, azuzan a los maestros a tomar acciones para acogerse a ese beneficio? Por allá un presentador de la televisión, obsoleto -no por los años, sino por su frustración y cargamento de odio que refleja su rostro-, suelto de lengua, inventa cortina de humo del Gobierno en el caso Assange. El régimen de Alianza PAIS nada oculta, sus informes sabatinos revelan con transparencia su permanente quehacer administrativo.

La prensa corrupta desinforma, critica a base de la mentira, alienta los antivalores y culpa al Gobierno de todos los males heredados de otros regímenes.

Hoy se torna indispensable la expedición  de una nueva Ley de Medios, que garantice un periodismo serio y que obligue a los comunicadores, en su ejercicio profesional, a respetar normas de conducta y asumir su responsabilidad social.

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