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El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

Humillados y ofendidos

13 de agosto de 2014

Una revista juvenil de la década del setenta afirmaba que el racismo (y, por extensión, cualquier forma de discriminación) se parece a la fiebre: en circunstancias normales se mantiene estable, pero sube ante cualquier estímulo. Y si sube demasiado, se convierte en un peligro.

Ecuavisa se ha negado a seguir presentando las cuñas ‘La ciudadanía le habla a los medios’ que critican a algunos periodistas. El detonante: una que se refiere a Alfonso Espinosa de los Monteros como una persona que debería ya retirarse por su edad. No se aprueba de ningún modo la discriminación por edad, pero… ¿no han visto en las redes sociales y otros lugares, virtuales o no, la cantidad de ‘memes’ y otros productos que ridiculizan por ese cuestionable motivo a este conocido personaje? ¿Quién se ha quejado por esto? ¿Quién lo ha criticado? ¿Quién ha puesto la mirada sobre ese asunto hasta el momento en que fue un producto de un organismo público de esta administración el que recibió una censura? Como siempre, solamente se pone el grito en el cielo cuando actúa el Gobierno.  

En otro caso, después de una lectura bastante insegura de un discurso por parte del asambleísta Agustín Delgado, de Alianza PAIS, también se ha desatado una ola de críticas en todos los tonos, dentro de las cuales no pueden contener sus alusiones al color de la piel del asambleísta.  

Edad, color de la piel, sexo, orientación sexual, religión, educación, etnia, nacionalidad… el ser humano construye sus enfrentamientos a partir de prejuicios. Como la fiebre,  esto no se manifiesta habitualmente, pero en cuanto hay una oportunidad, se nos declara el paludismo más agudo. Y entonces siempre saltan los impolutos, los que nunca cometen un error ni discriminan a nadie para declararse sabios y santos. Sobre todo si el que transgrede es el contrario. Porque, aparte de todo, nos encanta provocar tormentas en cuanto recipiente con agua se nos encuentre al paso. Ignoramos los serios problemas que todavía tiene la calidad de nuestros medios de comunicación. Ignoramos que si Agustín Delgado se encuentra en esa posición es porque tuvo una votación popular que le permitió acceder a ese sitio, y que posiblemente hace bien unas cuantas cosas más que leer. Por otro lado, con una total falta de táctica de parte y parte, se tiende a la creación de mártires de toda clase de agresiones, y las broncas se vuelven hasta divertidas por tanta inmadurez. Y la disputa política termina convirtiéndose en algo muy parecido a una gresca de mercado.

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