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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Horas cruciales para Brasil, Bolivia, Uruguay

11 de octubre de 2014

En octubre se juega buena parte del futuro inmediato de Sudamérica. Durante este lapso se realizarán elecciones presidenciales, de cuyo resultado dependerá la continuidad de gobiernos progresistas que están marcando un nuevo rumbo para sus pueblos.

A partir del siglo XXI, el cambio de época se ha hecho visible en el acceso al poder de mandatarios que responden a los intereses de las mayorías. El Partido del Trabajo (PT), en Brasil; el Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, el Frente Amplio (FA) en Uruguay, y los que se dan en Argentina, Venezuela y Ecuador, se han consolidado a través de procesos democráticos, con amplio apoyo popular, en respuesta al trabajo cumplido en beneficio de los sectores más vulnerables y a un desarrollo de nuevo signo que los identifica. Los intentos en Paraguay y Honduras fueron interrumpidos por golpes de Estado.

En cada elección hay una medición de fuerzas: entre el ayer, dominado por oligarquías de diverso cuño, y el presente, en el cual los pueblos buscan empoderarse de su destino. Como se trata de construir democracias reales, participativas, se tropieza con poderosos intereses que ven eliminados o cortados sus privilegios. También hay errores, naturales en todo proceso, que son magnificados por los medios de comunicación, convertidos en grandes electores.

La derecha regional y mundial, repuesta de la inicial sorpresa ante los triunfos de los sectores de izquierda, busca de diversas formas el retorno al statu quo inicial. Ante la proximidad de comicios, saca, como de un sombrero mágico, todo su armamento. En Brasil, donde triunfó en primera vuelta Dilma Rousseff, procuró dividir al electorado con la candidatura de Marina Silva, quien accedió a la misma tras el accidente en que falleció el candidato del PSB. El pasado político de Silva atrajo a parte de la izquierda pero, además, la reacción abierta se proclamó su seguidora y agrupó una asociación heterogénea. Cuando debido a sus inconsistencias sus posibilidades declinaron, se dio un vuelco a favor de Neves, que representa la propuesta neoliberal. En la segunda vuelta se medirán dos proyectos diametralmente distintos: el del partido de Lula, que ha conseguido un avance espectacular en las conquistas sociales y ha logrado que Brasil lidere los ambiciosos programas integracionistas sudamericanos; y el antiguo régimen, alineado con el imperio del norte y las transnacionales.

El 12, Bolivia elegirá entre el MAS de Evo Morales y los candidatos que resienten la existencia de un país multinacional, con representación de sus 36 etnias a todo nivel, y que avanza, en múltiples ámbitos, a la consecución de una democracia real. Su triunfo parece seguro.

Uruguay se propone dar continuidad en el poder al Frente Amplio creado por Seregni. En el país oriental, los gobiernos de ese signo han demostrado madurez, eficacia  y honorabilidad. Se impone la reelección de Tabaré Vázquez.  

Rousseff, Morales y Vázquez son líderes que garantizan, junto a Correa, Maduro, Kirchner y Bachelet, el futuro sudamericano.

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