Cercano a los 95 años de edad, al amanecer del sábado 23 de mayo dejó de existir serenamente en su casa El Refugio en Bogotá el connotado intelectual humanista colombiano Otto Morales Benítez, auténtico servidor de su patria en múltiples cargos con integridad y transparencia; en dos ocasiones candidato presidencial.
Fue un destacado miembro numerario de las academias colombianas de Jurisprudencia, Historia y de la Lengua, y correspondiente de muchas extranjeras, entre otras, de la Academia Nacional de Historia del Ecuador.
Escritor por vocación, de prolífica, lúcida e incansable pluma, ha dejado un valiosísimo legado de 128 libros publicados y cuarenta en busca de editor, como había anunciado en reportaje.
Notable jurista, historiador y hombre de paz, recibió del presidente Belisario Betancur el encargo de dirigir ad honorem la Comisión de Paz para buscar acuerdos del cese al fuego con las FARC, el M-19, el EPL y la ADO. Cumplió con los objetivos básicos dejando instrumentos para continuar la lucha, y premonitoriamente alertó al Presidente de la apremiante necesidad de “combatir contra los enemigos de la paz y de la rehabilitación, que están agazapados por fuera y por dentro del Gobierno”.
Para mí fue un entrañable amigo y mentor desde que lo conocí a fines de 1958 a mi regreso de Bélgica, cuando buscaba un guía para hacer realidad los sueños expresados en mi tesis doctoral ‘El campesinado colombiano, un problema de estructura’. El doctor Morales, exministro de Trabajo y de Agricultura, me acogió con su habitual amabilidad y generosidad, y tuve el honor de organizar con él, el primer simposio nacional sobre la Reforma Agraria en Colombia y fundar el Instituto Colombiano de Desarrollo Social, cuya junta directiva presidió. Quedo para siempre agradecido y fiel a sus enseñanzas, por lo que expreso públicamente mis sentimientos de dolor por su muerte, a la vez que de admiración al maestro de maestros y pedagogo insigne, que se evidencia en su libro Memorias de cómo se forma un escritor, dedicado a sus hijos y nietos.
Adela de Look y Olympo Morales Benítez, sus hijos, han sabido preservar el legado de su padre y lo seguirán haciendo en el Centro Libertad y Pensamiento Otto Morales Benítez-Centotto, que fundaron con el fin de estudiar la prolífica obra de su padre, que aporta numerosos planteamientos de gran relevancia para el conocimiento y entendimiento de la realidad nacional y de toda la América Latina y el Caribe, que él prefería denominar Indoamérica.
La Academia Nacional de Historia del Ecuador se enorgullece de haberlo tenido entre sus miembros. Desde el año pasado había decidido incluirlo en su colección de Ecuatorianistas, y con tal fin había compilado escritos suyos sobre el Ecuador y preparado el libro Otto Morales Benítez, Ecuador entre el mar y las montañas. Factores circunstanciales impidieron concretar una fecha para su lanzamiento en Quito y Bogotá. Ahora se hará como homenaje póstumo. Paz en su tumba. (O)