El Sol da luz, energía, alegría. Es amarillo. Se podría pensar que por aquella apreciación, el pasado 12 de septiembre los cubanos amanecieron de color amarillo. En sus pechos o como brazaletes llevaban colgados lazos y cintas amarillas. Asimismo, se vieron guindados en edificios, postes, árboles, en todos los barrios, pueblos, ciudadelas.
Su objetivo era solidarizarse con los cuatro patriotas cubanos, arrestados en la Florida hace quince años, en septiembre de 1998; enjuiciados y condenados bajo acusaciones de espionaje y otros cargos afines, y solicitar al presidente de los EE.UU., su libertad. Para el pueblo norteamericano, los lazos amarillos representan a quienes están lejos y son esperados por sus seres queridos. La iniciativa fue de René González, el único patriota de los cinco que cumplió su condena y está libre.
El caso conocido como el de “los cinco patriotas cubanos”, se inicia con el apresamiento de los jóvenes Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René Gonzaléz, enjuiciados y condenados bajo acusaciones de espionaje y otros cargos afines. Su vida era tranquila, informando al gobierno de Cuba sobre los actos terroristas de la mafia cubano-americana, protegida por el gobierno del presidente George Bush. Una labor patriótica destinada a evitar los atentados y sabotajes a Cuba.
Los 5 han permanecido aislados en cinco cárceles para criminales convictos. En junio de 2009, la Corte Suprema de Justicia rechazó la revisión del proceso...En un juicio lleno de infamias y burla de los principios consagrados en las leyes, Constitución Política y la Declaración de los Derechos Humanos, el Tribunal del Distrito Federal de Miami, totalmente hostil, quizá prejuiciado por ser cubanos-castristas, los sentenció así: René González: 15 años. Gerardo Hernández: dos cadenas perpetuas más 15 años. Ramón Labañino: cadena perpetua más 18 años. Antonio Guerrero: cadena perpetua más 10 años, y Fernando González: 19 años. Los cinco han permanecido aislados en cinco cárceles para criminales convictos. El 15 de junio de 2009, la Corte Suprema de Justicia rechazó la revisión del proceso. El presidente Barack Obama tiene la última palabra.
De ahí que el simbolismo del Festival de las cintas amarillas era un mensaje de amor que apelaba a los sentimientos de los norteamericanos. Además de una hermosa expresión de solidaridad por la liberación de los cuatro. Un homenaje a su alta moral revolucionaria. A su firmeza política.
Por eso, la lucha por “la libertad de los cinco” en Cuba es una “bandera sagrada de su pueblo”. Por eso la Asamblea Nacional les declaró “héroes”.
Por eso no existe la menor duda de que toda persona honesta, al margen de sus ideales políticos o religiosos, llega al convencimiento de que las condenas a los cinco héroes son injustas e inmorales.
Consecuentemente, los cuatro que siguen en prisión deben ser liberados.