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El Telégrafo

Hasta ahí iba bien

06 de noviembre de 2012

La mediocridad y la corrupción de quienes devaluaron el concepto de política, entendiendo como tal al honesto y eficiente manejo de la cosa pública, indujeron a las masas a reaccionar con un punzante desprecio hacia los mal llamados partidos políticos tradicionales. 

Aparecieron entonces los frentes nacionales, las concentraciones populares, los movimientos independientes, las coordinadoras, los frentes clasistas y toda clase de comparsas electoreras, dispuestas a despellejarse entre ellas y captar el poder con el exclusivo afán de asaltar las arcas fiscales.

Porque todos, una vez llegados al poder, tuvieron la misma visión del nefasto poder de recibir solo para sí. Muy alejados de la energía inteligente del espíritu que se manifiesta como el deseo de recibir para compartir. Y también todos, absolutamente todos,  dejaron subproductos que avivaron en el pueblo la capacidad de sentirles repugnancia y desprecio.  

El gobierno de la Revolución Ciudadana está demostrando, a las masas y a la clase política, que ese modo de gobernar ya no es viable ni paga dividendos. El pueblo lo ha entendido perfectamente y está de acuerdo, por eso proclama y defiende el proyecto de gobierno del presidente Rafael Vicente Correa Delgado. Pero las asociaciones convocadas exclusivamente para lucrar con el poder no solo que lo rechazan, sino que demuestran gran añoranza por el rapaz y antipatriótico accionar. Lo que haga la izquierdosa coordinadora descoordinada no puede asombrar a nadie. Pero lo que ha hecho CREO ha sorprendido a todos. 

Escoger Manabí para lanzar la candidatura presidencial del señor Guillermo Lasso estuvo bien. Fue una exaltación a su ancestro materno. Y que haya sido la esposa de él quien lo presente estuvo mejor aún, porque demostró que, para hacer las cosas, existen modos diferentes a lo prosaico consuetudinario. Y también estuvo bien cuando enumeró ciertas cosas que el compañero presidente Rafael Correa está haciendo y expresó que él  las continuaría realizando, si es elegido.

Pero cuando el exitoso banquero miembro del Opus Dei escogió como binomio a un marxista-leninista que hasta la semana anterior encabezaba, en su provincia, la lista de candidatos a asambleísta por la Coordinadora Plurinacional de la Izquierda, el país se quedó boquiabierto.

Y sus candidatos a asambleístas no son un póker que alguien esté dispuesto a pagar para verlo. Se reventó el globo de la ilusión de quienes imaginaban que dirigir el rumbo de una nación es tan igual como ser gerente de un banco. CREO no está incorporando gente nueva, honesta, preparada, entusiasta ni comprometida con los intereses nacionales. Igual a la partidocracia corrupta, solo está reciclando subproductos de pésima calidad, que afectarán gravemente su futura producción, si es que la llega a tener.

El presidente Rafael Correa debería propiciar que el señor Guillermo Lasso, junto a su camaleónico candidato a vicepresidente y sus agotados candidatos a asambleístas se presenten en un set de televisión, para que el país observe  si se ponen de acuerdo para señalar la dirección de dónde proviene el sonido que se les haga escuchar. Y también para poder conocer cómo reaccionará tan heterogéneo grupo si el señor Guillermo Lasso dice:  ¡Me parece que el sonido viene de allá! ¡Vayamos hacia esa dirección!

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