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El Telégrafo

Hacia un nuevo orden mundial

13 de diciembre de 2012

Las elecciones celebradas el mes pasado en los Estados Unidos demostraron que ya el hombre blanco no controla el país a su antojo. También mostraron que se han hecho sustanciales avances con respecto a la tolerancia y las libertades individuales. 

Una variopinta coalición de indignados impuso la reelección de Barack Obama. El 55% de las mujeres, que constituyen el 53% del electorado, votó por él. Un 90% de las minorías étnicas, que representan el 28% de los votantes, también sufragó por su reelección y el 71% del voto latino lo favoreció en las urnas.

El presidente Obama heredó de su antecesor una grave crisis económica con niveles de pobreza similares a los de la década de 1960, debido a la brutal acumulación de fortunas en pocas manos, lo cual configura una verdadera emergencia económica y social, siendo urgente lograr una equitativa redistribución de las riquezas y una mayor asistencia social del Estado hacia los grupos vulnerables. Y eso es lo que él debe hacer, para ser recordado como un verdadero estadista.

En consecuencia, Obama tiene la obligación de reformar el sistema tributario y gravar con mayores impuestos al 2% de la población más rica de EE.UU., para que pasen a pagar del 35 al 39,6% en tributos, procurando financiar los recortes en el gasto público para enfrentar el enorme agujero fiscal. Estos gravámenes empezarían a regir a partir del 1 de enero de 2013. Pero a la vez quiere extender los recortes impositivos de la era de Bush, a toda la clase media estadounidense.

A propósito de lo expuesto, cabe recordar al sociólogo e historiador neoyorquino Immanuel Wallerstein, quien aseguraba que todas las revoluciones son mundiales. La revolución americana de 1776 estalló contra la monarquía y el coloniaje. Sus postulados de libertad e igualdad tardaron 13 años en llegar a Europa, ahí desencadenó la Revolución Francesa de 1789 con los principios de libertad, igualdad y fraternidad. En 1804 inició en Haití el proceso independentista en América Latina y el Caribe. Luego, para 1898, cuando EE.UU. derrotó a España en la guerra hispanoamericana de Cuba, murió el viejo colonialismo europeo.

Posteriormente, durante el siglo XX, la agenda de la libertad avanzó, pero la de la igualdad se estancó. Todavía no tenemos igualdad de oportunidades económicas ni recibimos igual trato ante la ley.

La nueva revolución mundial comenzó en Túnez en diciembre de 2010 con la autoinmolación de un vendedor callejero. El derrumbe de su dictadura en enero de 2011 fue el detonante. Luego, los egipcios derrocaron al dictador Hosni Mubarak, con más de 30 años en el poder. Después siguieron las revueltas en otros países árabes, la India, la Unión Europea, Latinoamérica y Estados Unidos, cubriendo casi todo el planeta.

En conclusión, quienes se opongan serán arrollados por el tren imparable de este proceso, porque están del lado equivocado de la historia. Ningún político corrupto podrá detener esta nueva revolución universal.

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