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El Telégrafo

¡Hacia la tercera victoria!

30 de enero de 2013

En 2006, con el primer triunfo escribí lo siguiente:

El pueblo eligió a Rafael Correa como su Presidente. Ha triunfado el proyecto político de Alianza PAIS.

Por ello, tengo la convicción de que se iniciará una nueva etapa de la vida nacional, en la que el Ecuador recuperará soberanía y dignidad, perdidas por acción de la partidocracia, las mafias políticas, la burocracia corrupta; en suma, los vendepatria. Por lo tanto, los intereses de las transnacionales y acreedores de la deuda pública no prevalecerán y el interés nacional será la brújula del nuevo gobierno.

Solo con decisión y pasión por la patria puede el pueblo progresivamente recuperar la soberanía que vendieron y que debe recuperarse y defenderse por siempre.
Para semejantes decisiones políticas se requiere firmeza y valentía y, sobre todo, organización. Más allá de que las fuerzas políticas de Alianza PAIS deben cohesionarse con el liderazgo de Rafael Correa Delgado, se requiere organizar un gobierno democrático, participativo, honesto y transparente para una gestión eficiente; que no excluya, más bien incorpore a ecuatorianos capaces y demócratas, con sentido plural, impecable, nacional y de gran base política y social.

La tarea inmediata es la de afinar el proyecto de reforma política, sobre la base de un gran acuerdo; pensando en el interés de la nación y con la visión del Libertador Simón Bolívar y el gran Eloy Alfaro, adecuada al siglo XXI; esto es, la defensa de patria y el desarrollo del país, lo que requiere el concurso de todos los demócratas y patriotas.

La reforma política es urgente. El primer paso ofrecido es la convocatoria a consulta popular.Todas las fuerzas democráticas deberán contribuir para que el pueblo, esclarecido tras la campaña, apruebe la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. De inmediato, lograr que en ella esté representada, con sus mejores hombres y mujeres, la colectividad nacional; a través de procesos electorales democráticos. Dicha Asamblea debe aprobar la nueva Constitución, en la que se determinará la base jurídica para la organización del nuevo Estado y sus poderes para viabilizar la democracia participativa y los cambios comprometidos en la campaña.

Los propósitos anunciados son un compromiso: reactivar la producción nacional y fomentar la economía popular. Para ello se requiere sentar, como bases, políticas y medidas para la recuperación del petróleo, la reforma financiera, para facilitar el crédito productivo y liberar recursos que ahora indiscriminadamente se orientan al oneroso pago del servicio de la deuda, lo que se debe modificar, a fin de no seguir relegando el gasto social y productivo, restando posibilidades de crecimiento económico y progreso social.

Lo anterior deberá complementarse con la ejecución de una política de relaciones internacionales de amistad y paz, de integración solidaria de nuestros pueblos, para coadyuvar al desarrollo del país, sustentándola en objetivos nacionales, de dignidad y respeto a nuestras decisiones soberanas.

El nuevo gobierno tiene una inmensa tarea. Contribuyamos a su éxito, que será del país.

Ahora, tras el cumplimiento del programa de la Revolución Ciudadana,  ¿quién, con sano juicio y sentido de patria, duda sobre la contundente tercera victoria, el próximo 17 de febrero, y que, con más organización de Alianza PAIS, junto al pueblo, se profundizará el proceso?

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