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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Guerra económica y mediática contra Venezuela

08 de febrero de 2015

Se hace alarde de libertad de expresión, pero a la hora de informar, en ciertos casos, se adopta el silencio, cuando la noticia no favorece a los intereses o alianzas, pero si el acontecimiento es del tamaño de un elefante, algo se dice a medias, sin contexto, callando hechos significativos, desinformando o manipulando la verdad. Esto se ha hecho evidente en relación a lo que acontece en Venezuela.

En la noche del lunes pasado, en vivo ante Telesur, el presidente Maduro hizo una amplia explicación sobre la guerra económica y mediática, que  los opositores, liderados por la ultraderecha venezolana, guiada desde el extranjero, EE.UU. a la cabeza, adelantan contra el pueblo y su Gobierno. Poco es lo que se ha informado al respecto.

Maduro presentó innumerables pruebas de ruptura de las cadenas de distribución, de retención abusiva de productos, de reventa, de abuso de precios, muchas de las cuales se lograron gracias a la colaboración del pueblo, que ha presentado más de mil denuncias por especulación, acaparamiento, negocios de reventa usurera, etc. 

El Gobierno pudo demostrar que la escasez de alimentos es en gran parte artificial, estrategia desestabilizadora y golpista  de la oposición, que controla la distribución. Mencionó la cadena de tiendas Farmatodo, legítimamente intervenida, habiéndose encontrado almacenadas toneladas de carne, pollo y pescado a las que habían removido las etiquetas de vencimiento, luego de meses de ocultar el producto.

Había -incluso- llantas y productos médicos en vehículos con placa colombiana, listos para sacarlos del país.

El acaparamiento y ocultamiento de bienes y productos básicos, obviamente ha producido largas y lentas colas creando angustia y desconcierto y ocasionando que se hable de hambre y falta de lo más elemental. Se ha llegado al extremo de  simular extensas colas en una calle central ante un lugar de ventas de alimentos y productos de primera necesidad con las puertas cerradas. La autoridad, al intervenir y permitir el acceso, encontró que había abundancia de productos.

Un ciudadano hizo una inteligente reflexión sobre las colas: si fuera por hambre, la población no haría colas, sino que asaltaría las tiendas; el hecho de que haya colas indica que hay poder de compra. 

El Gobierno inició una ofensiva cívico-militar contra la especulación y la usura, con la reducción obligatoria de los precios en los mercados y comercios y un plan urgente de abastecimientos de alimentos.

Sin embargo, no será fácil transformar el modo de producción y distribución de riqueza, que tiene como eje el beneficio del capital, por una economía al servicio del ser humano, que es la meta.

Pero está Unasur, con su compromiso claro y contundente de solidaridad para la preservación del orden democrático y el Estado de derecho, de tal suerte que “cualquier intento de desestabilización que se produzca en una democracia, contará con el rechazo unánime de todos los países de Unasur”. Lo ratificó el Secretario General en Caracas, invitado a  hablar sobre las relaciones de EE.UU. y Venezuela.

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