Aún recuerdo con entusiasmo la presencia en Quito de reconocidos poetas del continente que se tomaron las universidades, los auditorios y los bares para, junto a sus pares ecuatorianos, poblar de poesía a las calles de Quito. Antonio Cisneros, Jotamario Arbeláez, Giovanna Polarolo, German Belli, entre otros muchos, llenaron hasta la bandera el auditorio de la Fundación Guayasamín para decir su poesía en medio del delirio del público que a viva voz pedía “otro poema”.
Eran los festivales organizados por Eskeletra. Y sobre todo era el final del siglo, cuando Ecuador vivía en medio del cinismo, la corrupción y la impunidad. Eran los días en que la realidad ya no era palabra sino mentira y cuando nos ahogábamos en la ‘despoetización’ cotidiana. Precisamente, a enfrentar esa realidad contribuye la palabra poética que se opone al discurso hegemónico, pues no solo es estructura verbal es también memoria, reflexión del presente y opción para soñar un destino.
Hoy, cuando Ecuador vive otro momento histórico, cuando la palabra intenta recuperar su valor y vivimos en medio de otra sensibilidad frente a la posibilidad de, al fin, vivir con dignidad, surgen de nuevo los festivales de poesía. El ya consolidado Festival de la Lira, en Cuenca, y en Guayaquil los emergentes Desembarco Poético y Eliana Espinel, aunque este último con demasiadas deficiencias. A esto hay que sumar una importante actividad editorial y literaria a través de proyectos independientes que, sin apoyo estatal, intentan ganar espacios para la cultura: La Casa Morada, El Muégano, Microteatro, clubes de ciencia ficción, de cómics, etc.
Por ello, es una pena que Guayaquil no tenga ya una Feria del Libro digna y decente. En todo caso, ahora mismo se encuentra en esa ciudad uno de los poetas más importantes del mundo: Antonio Gamoneda. Voz que vale la pena escuchar y conocer. Además de Rodolfo Hinostroza, del Perú, y Paula Ilabaca, de Chile, entre otros. En el marco de este festival se realizará también la premiación del Premio Internacional Medardo Ángel Silva. El festival contempla la presencia de 25 poetas, 7 días de lecturas, conversatorios, conferencias y presentaciones de libros.
Hay que destacar la tarea editorial del Fondo Animal Editores, dirigida por el poeta Ernesto Carrión y la diseñadora Isabel Mármol, que tiene ya un importante catálogo agrupado en las colecciones: Ave roc (que publicará a Gamoneda), Fénix Real, Abraxas, Hipocampo, Quimera. Sin embargo, la actividad editorial independiente en Ecuador, con casi nulo apoyo estatal, como bien señala Andrés Villalba, “es una labor titánica, admirable y seguramente ingrata”. De ahí la importancia de los sellos independientes como Cadáver Exquisito, El Conjuro, B@ez Editores, Camareta Cartonera.
Octavio Paz decía que su poesía “ha sido siempre una respuesta a las circunstancias”. Y es cierto, por ello este Desembarco Poético en Guayaquil es también una oportunidad para escuchar otra voz -la poética- y reivindicar la palabra. Pero también es una oportunidad para disfrutar y gozar de esa ‘experiencia intransferible’ de escuchar poesía en soledad.