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El Telégrafo

Guayaquil por la patria (2)

26 de septiembre de 2013

Se ha vuelto un lugar común mencionar los nombres de quienes participaron en la conspiración que dio lugar a la revolución del Nueve de Octubre de 1820. Empero, poco se habla de quien promovió en Guayaquil las ideas de emancipación, que fue el ilustrado porteño José de Antepara y Arenaza.

Este había emigrado muy joven a México, donde se casó con María Ignacia de Ezcurra y Pastoriza, hija de una importante familia de hacendados y empresarios mineros. En 1809 viajó por negocios a Londres, donde conoció a Francisco de Miranda, el precursor de la independencia sudamericana, con quien compartió ideales y entabló gran amistad, financiando muchas de sus iniciativas. Fue así que editó con Miranda “El Colombiano”, periódico encaminado a difundir las ideas revolucionarias en las colonias españolas, que empezó a publicarse en Londres, el 15 de marzo de 1810.

Antepara preparó con los papeles de Miranda una obra subversiva en idioma inglés, titulada “Miranda y la Emancipación Sudamericana” y destinada a la difusión de las ideas revolucionarias entre los hijos de la América española. En su introducción decía Antepara: “Un gobierno libre, independiente y beneficioso en América del Sur es un objetivo que tiene el mayor interés posible para la humanidad toda”.

Por entonces llegó a Londres una embajada venezolana, destinada a buscar respaldo inglés para la independencia de su país. La integraban Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello, a quienes acompañaron Miranda y Antepara para la recepción que les dio el primer ministro Wellesley.

En 1812, Antepara acompañó a Miranda en su incursión naval hacia Venezuela y combatió junto a él, aunque luego logró salvarse del conflicto que estalló entre los patriotas. Así, mientras algunos oficiales entregaban a Miranda a los españoles, Antepara logró huir a Londres y salvar los archivos del precursor.

Para 1814 volvió a Guayaquil, donde se dedicó a conspirar a favor de la independencia, en compañía de Rocafuerte y otros patricios locales. Con ese objetivo, formó en el puerto la logia “Estrella de Guayaquil”, para la que reclutó a un selecto grupo de criollos. Fue esta entidad la que montó la reunión conocida como “La fragua de Vulcano”, en la que se ultimaron los detalles de la revolución octubrina. Y finalmente, uniendo la acción a las ideas, Antepara participó en las operaciones militares de rendición del batallón Daule, de toma del fortín de Las Cruces y de ataque al cuartel de Artillería.

Tras el triunfo, Antepara fue designado miembro del Consejo de Vigilancia y Fiscal del Consejo de Guerra. Y más tarde fue nombrado Secretario del Colegio Electoral de la Provincia Libre y, en tal calidad, fue uno de los redactores del Reglamento Provisorio de Gobierno aprobado en noviembre de 1820.

Posteriormente, al llegar las tropas auxiliares colombianas, fue designado ayudante de campo y edecán del general Antonio José de Sucre, bajo cuyo mando peleó en el combate de Cone.

Finalmente fue asesinado tras la batalla de Huachi, cuando se hallaba ya rendido y prisionero de los españoles. La patria naciente le rindió solemnes funerales, en los cuales se proclamó que “murió combatiendo por la libertad en los campos de Huachi”.

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